¿Más “chapongaderas”?

 

Felipe Victoria

 

Tan caliente anda el clima político mexicano que las estrategias distractoras de la opinión pública aprovechan al máximo cualquier rumor sobre personajes que de alguna manera llamen la atención popular.

Después de su sospechosa e inverosímil segunda fuga en julio pasado, esparcir la versión de una captura o muerte de ‘El Chapo’ Guzmán es ad hoc para entretener a la chusma, pero hasta ayer sábado fue mucho ruido y pocas nueces.

La fuga, quizá pactada, de ‘El Chapo’ Guzmán, por vía de mientras obstaculizó las aspiraciones presidenciales del Secretario de Gobernación.

Si el doctor Jorge Carpizo McGregor aún viviera, estaría molesto por algunas de sus decisiones tomadas o impuestas en la PGR a mediados de 1993.

El presidente Salinas lo sacó de la CNDH, colocándolo en la PGR que encabezaron antes Enrique Álvarez del Castillo e Ignacio Morales Lechuga.  Tantas recomendaciones que Carpizo les hizo, tendría que cumplirlas él mismo como si hubiese lanzado un boomerang.

Accidentado su paso por la PGR, su primer grave lío fue con los que tachó de  “narcoperiodistas”, aunque de todos los de su famosa lista solo cayó preso Mario Munguía Delgadillo, conocido por “Lirilón” en su temida columna “Matarili”, de la edición vespertina del Ovaciones, el de las bellas despechugadas.

Decirle “Jaula de las locas” a la PGR costó la cárcel al columnista; en esas broncas estaba Carpizo cuando el 24 de mayo de 1993 “narconfundieron” en el Aeropuerto de Guadalajara al Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, con Joaquín Archivaldo ‘El Chapo’ Guzmán, a quien los hermanos Arellano Félix pretendían asesinar y no al jerarca eclesiástico, que viajaba en un Grand Marquis blanco.

Carpizo, afligido porque no daban los judiciales federales con el narquito al que le tenían que cargar el muertito ilustre, aceptó la negociación de un subprocurador que tenía problemas.

Les entregaron a ‘El Chapo’ en la línea fronteriza guatemalteca y fue a dar al penal de Almoloya. Le incautaron su residencia de Pichilingue Puerto Marqués, en Acapulco, y sus valiosos caballos bailarines pura sangre.

Armaron su “verdad oficial” del asesinato contra el Cardenal montando una “verdad oficial” que se desmoronaba, pero eso le abrió paso a Joaquín Guzmán Loera para convertirse en leyenda y es de lo que estaría hoy arrepentido el enérgico catedrático.

Encerrado ‘El Chapo’, el resto del Cartel de Sinaloa progresó, sus abogados lograron trasladarlo al penal de Puente Grande, Jalisco; ya no quiso apoyar en la campaña a su paisano Francisco Labastida Ochoa, en el 2000, y negoció con el partido blanquiazul a favor del ranchero dicharachero guadalupano, que le ofrecieron liberarlo como fuera.

Ni dos meses llevaba como presidente Vicente Fox Quesada cuando montaron la escena de la primera fuga de ‘El Chapo’ a finales de enero del 2001. Vivió siendo “el más buscado” pero protegido durante dos sexenios y hasta se convirtió en uno de los multimillonarios Forbes.

El territorio guerrerense volvió a ser su guarida de veraneo preferida asociado con sus primos y paisanos de Badiraguato, Sinaloa, los hermanos Beltrán Leyva.

Regresó el PRI al poder en 2012 y Barack Obama para reelegirse en los USA traía entre ceja y ceja a ‘El Chapo’ Guzmán, como a Osama Bin Laden; Joaquín Archivaldo se salvó de ser acribillado como su primo Marcos Arturo en Cuernavaca, en diciembre del 2009.

Respetaron la inmunidad relativa al célebre prófugo hasta el 22 de febrero de 2014, cuando todo el aparato policiaco yanqui vino “a Toluca” para el montaje de otra gran escena pero en Mazatlán, y de nuevo a su cárcel de Almoloya transformada en Penal del Altiplano.

Desapareció de las primeras planas ‘El Chapo’ Guzmán y más aún con el ayotzinapazo amapolero en Iguala, que tumbó al gobernador Aguirre y al procurador Murillo Karam.

Para el día del abogado en julio pasado, mientras el presidente Peña Nieto viajaba a Francia, le informaron que a través de un túnel de kilómetro y medio se les escapó de nuevo Joaquín Guzmán Loera.

Ya no estaba Murillo Karam en la PGR con sus cuestionables “verdades históricas”. Tal vez nos hubiera contado que los siete enanos de Blanca Nieves cavaron sigilosos para que llegara el elefante Dumbo y se llevara volando a ‘El Chapo’; lo malo para Arely Gómez es que tampoco le confían y la fuga de información ya le pegó también a Renato Sales Heredia, y hasta dan por lastimado al prófugo, que La Marina dice tener acorralado, aunque en las redes sociales no faltaron quienes anunciaran hasta su muerte.

En ese caso, la Comisión Nacional de Seguridad, la PGR y la DEA no dirían nada hasta que peritajes extranjeros confirmaran la identidad para evitar suplantaciones.

Ojalá no asesinen a ‘El Chapo’ para silenciarlo si lo encuentran; ni “se accidente” o “suicide”, antes que le erijan una estatua y altares junto al santo Malverde, pues para los adolescentes es un ídolo que sin estudios y del narco se hizo riquísimo y socio de grandes empresarios, burlándose de las autoridades.

Necesaria entonces una moraleja funesta para contener el nocivo ejemplo. Permaneceremos al filo de la butaca.