Todos en ascuas

 

Felipe Victoria

 

¡Tic, tac, tac, tic, tac! Al filo de la butaca están los habitantes de todas partes de Guerrero mientras llega el día en que rinda protesta como gobernador constitucional Héctor Antonio Astudillo Flores, y Evodio Velázquez Aguirre y Marco Antonio Leyva Mena, alcaldes de Acapulco y Chilpancingo, respectivamente, se encomiendan a las divinidades para que se aplaquen las mañas y dejen de escucharse el canto de las sirenas policiacas.

La guerra entre cartelitos sube de tono en el estado como si se adelantaran a los reacomodos que vendrán con el cambio de gobernador; la guerrilla urbana magisterial pues ya no haya de donde sacarle sangre a las piedras, ni a Rogelio Ortega Martínez; él no pudo hacer más de lo que hizo, aunque mejor tal vez sí, de haber contado con experiencia práctica en cuestiones de política a la mexicana en vez de tanta teoría y academia, pero no es su culpa pues él no pidió estar donde lo pusieron.

Ya especulan si comenzará la guerra mediática entre Evodio y su antecesor Uruñuela que obviamente se escudaría en Walton; el panorama se quiere repetir con lo que vimos en el 2012, cuando chiquita no se la acababa Manuel Añorve Baños, pero finalmente siempre lo mismo, parafraseando al famoso programa de Raúl Velasco los domingos.

Margayate y descuajaringue administrativo en el Ayuntamiento de Acapulco mientras se comienzan a acomodar los del equipo del nuevo alcalde y se dan cuenta del embrollo en que están metidos; nada es tan fácil como se las platicaron, ni tan productivo como se imaginaban; ya por ahí hay un privilegiado que se espantó de ver tantas mafias metidas en un rubro importante, al grado que tal vez opte por conservar el pellejo y retirarse pronto.

El botín mayor que se disputan a sangre y fuego es el mando policiaco municipal, de donde se originan muchos de los males que padecemos los residentes de Acapulco y Chilpancingo, como eso de la extorsión a comerciantes de todos los niveles y en un entorno  donde ya ni los curas de parroquias, ni los pastores de templos, están exentos de intimidaciones para que le entren con su diezmo, si no quieren sufrir consecuencias.

Roberto Gómez Bolaños ya falleció y junto con él su heroico ‘Chapulín Colorado’, así que ahora ¿quién podrá defendernos?

Lo bueno de la edad que tiene Evodio Velázquez Aguirre es que seguramente no padece de colesterol alto y entonces sí podrá entrarle a los huevos con gran energía para enderezar el rumbo de Acapulco, la cosa es que quiera, lo dejen y pueda.

Si él no lo hace, no faltarán grupos en barrios y colonias que se organicen como en Chilpancingo, no para defenderse sino para linchar delincuentes, al cabo que por ambos rumbos agredir, lesionar o matar resulta más fácil que desnudar una borracha y las autoridades policiacas jamás se aparecen oportunamente.

Pero Acapulco y Chilpancingo no son los únicos municipios así de afligidos, muchos otros andan por las mismas.

El de la bronca mayor entonces será Héctor Astudillo, en esta jaula chica con tantos tigres sueltos; lo malo es que así como en India está prohibidazo hacerle nada a las reses y las veneran, aquí a los felinos se les trata igual si no es que mejor: son intocables e innombrables.

-¡Tilín, tilín!- Suena la campanita escolar.

-Maestra Pizarrina, se le va a cargar la chamba a las funerarias otra vez.

-Me acuerdo de la temporada negra del 2010 cuando en Acapulco Pepe Ávila hasta sugirió un prudente “toque de queda”, porque andaban sueltos los demonios nocturnos, chamacos.

– Pero ahora es peor teacher, pues atacan de día y hasta a la entrada de las escuelas.

-Por eso traemos el Jesús en la boca; si a los jefes policiacos les hacen eso, imagínense a los del pueblo de a pie.

-No exageres profesora, con nosotros de lo que hay que cuidarse es de las casualidades y de las balas perdidas. ¿Tendremos que conseguir armaduras blindadas?

-Imagínense con el calorón que hace, no jodan.

-¿Entonces debemos procurar no salir de casa, ni venir a la escuelas o los mayores al trabajo, y las mamás ni al mercado siquiera?

-No inventen, ¿a dónde iríamos a dar entonces?

-¿Qué podemos hacer entonces?

-Por mis rumbos ya andan algunas personas como si fueran atalayos de casa en casa platicando de organizar escuadrones “Fuenteovejuna”.

-Nos haces bolas teacher.

-No jueguen a que no me entienden, se trata de unirse para poner remedios extremos contra la delincuencia ante la apatía e ineficiencia de las autoridades, como le están haciendo ya en otros  estados mexicanos.

-Ujule teacher, eso es una propuesta indecorosa y peligrosa, ¿cree que la justicia por mano propia sea la solución?

-No chamacos, pero sí un remedio por mientras.

-Que ni la oigan profesora.