Inicia la cuenta regresiva para el cambio de gobierno.— Recibirá Héctor Astudillo un estado con graves deficiencias en todos los indicadores
Enrique Vargas
Estamos ya a dos semanas del cambio de gobierno del estado, ya que el martes 27 habrá de asumir el cargo el priista Héctor Astudillo Flores, para terminar con la mala etapa de los gobiernos perredistas y de un relevo provisional, que no pudo con los problemas del estado, al grado de que Guerrero enfrenta su peor momento de relevo político, ya que en mucho tiempo no se había presentado una situación tan deteriorada del ejercicio de gobierno y la seguridad pública, con el estado sumido en la violencia y la inseguridad y la más grave parálisis económica, que deja una economía postrada y sin estímulos de ningún tipo para impulsar su recuperación.
En suma, Astudillo Flores recibirá un estado en crisis en todas sus variantes, como él lo señaló hace unos días, al reconocer que se vive una crisis social, política y económica.
El gobernador sustituto, a quien le toca entregar el poder, el académico Rogelio Ortega Martínez, tuvo que comprobar con amargura que no es lo mismo la academia que el ejercicio de gobierno, ya que él se desempeñaba como funcionario universitario, de done salió para recibir un estado en muy malas condiciones, con un marcado ambiente de violencia política y delincuencial.
Por su propia naturaleza las protestas por la muerte y desaparición de los alumnos de Ayotzinapa, fueron disminuyendo con el tiempo y aunque ahora, por ejemplo, se mantiene muy vigente el caso de Iguala y Cocula, las protestas y las exigencias de los padres y de los grupos que se han montado en esa desgracia, para sacar provecho, han disminuido notoriamente, situación que atribuye a sus acciones, o más bien a la falta de ellas, el gobierno sustituto.
La violencia delincuencial se mantiene en niveles muy peligroso, como se advierte en el hecho de que las ejecuciones se mantienen en Acapulco, Chilpancingo, Iguala y municipios de la Tierra Caliente, que los responsables de la seguridad pública atribuyen a la disputa del territorio por los grupos delincuenciales que aquí funcionan, lo que es un grave problema para la sociedad, porque, además, por la mala situación económica, provoca que mucha gente, entre jóvenes y otros no tanto, decidan buscar mejoría económica al asociarse con los cárteles, lo que hace que muchos de ellos caigan víctimas de esa lucha por el dominio y el control en Guerrero.
ESA ES LA SITUACIÓN que recibirá Héctor Astudillo dentro de dos semanas, lo que no resulta nada halagador, porque representa recibir una papa caliente que obviamente no tiene una solución pronta ni sencilla.
El ahora gobernador electo no muestra que esta siitación lo intimide, sino que acepta que hay que hacer un gran esfuerzo para salir adelante, para lo cual confía en las buenas relaciones con el gobierno federal del presidente Enrique Peña Nieto y el ofrecimiento de que habrá de respaldar al gobernante priista en todo lo posible, para ayudarle a superar las malas condiciones que tendrá que enfrentar.
Astudillo es un político serio, con un elevado nivel de responsabilidad y con un carácter suficientemente firme para atender la malas condiciones en que habrá de recibir al estado de Guerrero, además de que su desempeño durante toda su carrera política, que no es breve, demuestra que la honestidad es una de sus cualidades que lo confirman como un gobernante capaz de superar las malas condiciones de la entidad.
Tiene el apoyo de la Federación, pero también requiere del apoyo irrestricto de la sociedad que debe ofrecerle todo el respaldo que se requiera para aplicar las medidas correctivas necesarias.
Un aliado muy importante es el Congreso del Estado, ahora nuevamente con mayoría priista, presidido por la diputada Flor Añorve Ocampo, una legisladora que ha demostrado en muy breve tiempo, que tiene la capacidad, experiencia política y determinación para restaurarle al Poder Legislativo la importancia que le corresponde y para mantener una actitud de autonomía e independencia frente al Ejecutivo, pero en la inteligencia de que deben trabajar juntos para poder superar los problemas y las carencias.
El Legislativo que en 10 años no hizo aportaciones importantes, más que en la breve etapa de Armando Chavarría, quien por esa y otras razones fue víctima de un crimen político, tendrá que trabajar muy cerca de los presidentes municipales, de los 80 que están en sus posiciones y del que falta en Tixtla, sin importar la filiación política de los ediles, porque de esa manera podrá fortalecerse un ambiente de unidad y de trabajo en el estado, que no debe ser dañado por los celos y las preferencias partidistas.
Acapulco tiene un gobierno perredista, lo mismo que Zihuatanejo, mientras que el priismo quedó ubicado en Chilpancingo, Iguala, Chilapa y otros municipios grandes.
Todos deben trabajar coordinadamente en unidad con el gobierno estatal para avanzar desde este año en la atención y solución de los conflictos y necesidades, que son bastante similares en todo el estado, aunque en algunos la seguridad es la prioridad, junto con el impulso a las actividdes económicas, porque es la generación de empleos el mejor camino para alejar a los jóvenes y los trabajadores de la delincuencia organzada.
A los empresarios les corresponde hacer su esfuerzo para generar empleos y actuar solidariamente para no sólo privilegiar sus utilidades, sino actuar con conciencia social de buscar el bien común en esta sociedad.
La iglesia o las iglesias son parte importante en el entramado social, que deben aportar su influencia moral para alejar a sus feligreses, jóvenes o mayores de la atracción de la delincuencia.
ASTUDILLO, PUES, RECIBE un Guerrero convulsionado por el caso Iguala-Ayotzinapa, por la delincuencia organizada y la común, que se ha fortalecido mucho, y por las limitaciones que enfrenta la economía del estado.
No la tiene fácil, pero todo indica que cuenta con las características personales para hacer un gobierno de recuperación y de nuevo impulso para darle a Guerrero el cambio y el progreso que necesita.
evargasoro@yahoo.com.mx