Un mes después del violento ataque contra cuatro unidades de transporte público en Chilpancingo, las repercusiones económicas y sociales aún son palpables en la ciudad. La suspensión del servicio durante diez días ha dejado secuelas significativas, con choferes de Urvan y taxis reduciendo sus horarios de servicio, al igual que las tiendas de conveniencia.

Los estragos económicos se manifiestan de diversas formas. Vendedores ambulantes y comerciantes que dependen del flujo diario de personas en el centro de la capital aún no logran recuperarse completamente.

Alicia, una vendedora de empanadas y productos de temporada en el Zócalo de Chilpancingo, junto a la catedral de la Asunción de María, compartió su experiencia. Durante el último mes, ha notado una marcada disminución en sus ventas.

“La falta de transporte público durante esos diez días me afectó significativamente. No había suficiente gente a quien venderle”, lamentó Alicia. A pesar de que el servicio de Urvan y taxis comienza a normalizarse gradualmente, su negocio sigue sufriendo las consecuencias.

“Solía elaborar alrededor de 150 empanadas al día, y ahora apenas vendo 60, a veces ni siquiera logro venderlas todas”, explicó.

La tradicional tarde de payasos frente a la catedral, donde solían reunirse familias y transeúntes para disfrutar del espectáculo, también ha sido afectada. Tatay Dicaprio, un payaso con 22 años de experiencia en el Zócalo de Chilpancingo, describió cómo la violencia ha impactado su economía.

“A las 7 de la tarde, ya está prácticamente vacío. Antes de estos incidentes de violencia, la gente acudía en masa y se quedaba hasta después de las 8:30. Esta es nuestra primera semana de presentaciones después de todo esto, y sabíamos que no podíamos esperar la misma afluencia de público”, lamentó Dicaprio.

El cierre anticipado de los negocios en el centro de la capital, alrededor de las 7:30 de la tarde, coincide con la suspensión del transporte público a las 8 de la noche. Según Iván Salgado Ramírez, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) Chilpancingo, las ventas diarias de los negocios en la ciudad disminuyeron entre un 40 y un 80 por ciento durante los días sin transporte público.

La falta de seguridad ha llevado a los conductores de transporte público a tomar medidas por su cuenta. Después de los recientes incidentes violentos que resultaron en la muerte de siete conductores y el ataque a diez vehículos, algunas rutas, como Las Torres-Mercado y Villas Laurel-Jacarandas, suspenden el servicio entre las seis y siete de la tarde como medida de precaución.

Un conductor, quien prefirió mantener su anonimato por razones de seguridad, comentó: “Todavía es complicado. Ya no trabajamos hasta tarde por seguridad. No sabemos cuándo podremos volver a sentirnos seguros”.

La reducción de horarios también afecta a las tiendas departamentales y de autoservicio. La plaza comercial Galerías Chilpancingo ha ajustado su horario de cierre a las 8:30 de la noche, en lugar de las 9:30 habituales. Las tiendas de autoservicio ahora cierran a las 9:45 en lugar de las 10 de la noche.

En el caso de los taxis, aunque aún se pueden encontrar unidades circulando después de las 10 de la noche, muchos conductores optan por dejar de trabajar a esa hora por motivos de seguridad.

La incertidumbre persiste en Chilpancingo, donde la comunidad trata de adaptarse a una nueva realidad marcada por la violencia y la inseguridad. (Con información de El Sur)