En el mejor clima. Por Elino Villanueva

Por fin, más de un mes después de ocurrida la emergencia relacionada con la presencia del huracán Otis en Acapulco, que se convirtió en uno de los desastres más emblemáticos de los tiempos recientes, sin duda el acontecimiento trágico que se ha colocado en el extremo moderno de los ocurridos en el país, se llevó a cabo un foro académico y científico para reflexionar sobre lo ocurrido, dimensionar con datos y elementos las implicaciones de la catástrofe y proponer el perfil y el rumbo de las acciones para reconstruir —o bien construir, como planteó el lema de la actividad— al bello y místico puerto guerrerense y levantarlo de las ruinas.

​Nadie duda que Acapulco posee un palmarés que no tienen muchas otras poblaciones portuarias de México, además de asentarse en la bahía más hermosa del mundo, por supuesto, la de Santa Lucía, pues no sólo fue durante dos siglos y medio el espacio más emblemático de la Ruta de la Seda, la primera gran línea mítica transoceánica del mundo, mediante los tornaviajes del Galeón de Manila y la Nao de China, sino que figuró, por lo mismo, como punto importante en los momentos históricos decisivos para definir la configuración de la nación mexicana, sobre todo durante la guerra de Independencia frente a España.

​Después de aquellos momentos gloriosos, ya en el siglo pasado, el Gobierno de la República lo promovió como el principal sitio turístico del país, y tampoco cabe duda de que es el padre de los destinos vacacionales modernos. Ni Los Cabos ni Loreto ni Ixtapa-Zihuatanejo ni Huatulco ni Cancún se conciben sin la aportación de los acapulqueños para la operación de todo tipo de instalaciones al servicio del turismo internacional. Eso fue lo que se planteó en el foro, organizado atinadamente por la Dirección de Posgrado de la Universidad Autónoma de Guerrero, en el auditorio de la Rectoría, a mediados de la semana pasada.

​Pero justo eso es lo que se tiene que reconocer: la época de auge del modelo turístico de Acapulco llegó a su fin. Los problemas causados por el crecimiento desmesurado y desordenado figuran entre las causas principales del tamaño del desastre que observamos la noche fatídica entre el 24 y 25 de octubre. Sólo no lo verán quienes de plano no quieran verlo, pero cualquier línea de reconstrucción tiene que pasar por redefinir ese esquema. Urge una opción de Turismo Alternativo que lidere, por supuesto, el propio puerto, y la ideal es el Ecoturismo. Guerrero, con Acapulco al frente, lo tiene todo para ser el líder nacional del sector.

No hacerlo, es seguirle apostando a las mismas líneas del desastre. Sí, pues.