Los huracanes en sí mismos no generan enfermedades nuevas, pero pueden alterar las condiciones ambientales de una región, lo que a su vez puede intensificar la transmisión de enfermedades ya existentes. Las condiciones que pueden propiciar la propagación de enfermedades después del paso de un huracán incluyen:

  • Contaminación fecal del agua: Las inundaciones pueden contaminar las fuentes de agua potable con desechos humanos y animales, lo que aumenta el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, como diarrea.
  • Efectos directos del hacinamiento: En situaciones de desastre, las personas a menudo se refugian en albergues o viviendas temporales, lo que puede llevar al hacinamiento y facilitar la propagación de enfermedades respiratorias y cutáneas.
  • Falta de higiene: Las condiciones precarias y la falta de acceso a servicios básicos de higiene pueden contribuir a la propagación de enfermedades.
  • Redistribución de animales: El viento y las inundaciones pueden redistribuir animales como roedores, mosquitos y otros vectores de enfermedades, lo que aumenta el riesgo de enfermedades transmitidas por insectos, como el dengue y la malaria.

Aunque la acumulación de agua se asocia directamente con enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue y el zika, puede que no se manifiesten inmediatamente después de un huracán. Esto se debe a que el hábitat de las larvas de mosquitos y los puntos de concentración de estos insectos suelen quedar destruidos por las inundaciones y el viento. Por lo tanto, la probabilidad de brotes de enfermedades transmitidas por mosquitos después de un huracán se considera baja, aunque no se descarta por completo.

Para abordar estos riesgos de salud, las autoridades deben trabajar con expertos y evaluar las condiciones de redistribución de la población en caso de que sea necesario abrir albergues o refugios. También deben considerar la importancia de los daños en el sistema de suministro de agua y saneamiento, así como prestar atención a la exposición a mosquitos y otros animales que podrían transmitir enfermedades. Las medidas de prevención, saneamiento y control de vectores son fundamentales para reducir el riesgo de enfermedades después del paso de un huracán.

abastecimiento de agua y de saneamiento en caso de que un huracán haya dejado afectaciones en la red.

También, se debe atender a la exposición a mosquitos y otros animales que podrían transmitir enfermedades.