David Martínez Téllez

450 trabajadores del sector salud en el rubro de  contratos, a través de toma de edificios, exigen base laboral.

Estos empleados  de contrato están en medio del sindicato y de las autoridades. Estas dos instituciones presionan a los trabajadores de contrato para que renuncien a su espacio laboral ysindicato y autoridades puedan “meter” a los cuates, quienes carecen de experiencia y formación profesional.

De esos 450 empleados, muchos de ellos ya cuentan con 15 años de trabajo laboral y otros apenas 4 años.

Hace un mes, aproximadamente, hubo un connato de violencia entre trabajadores de salud. Los protagonistas del zipizape fueron trabajadores sindicalizados contra los empleados de contrato.

Si les daban base a los empleados de contrato, los de base se quedaban sin poder darles empleo a sus familiares. La lucha no es por mejorar el servicio o la calidad del sector salud, sino la plaza.

El delito, si es que se quiere estigmatizar a los trabajadores de contrato, fue su reiterada petición de solicitar base laboral.

De acuerdo a su tipo de contratación laboral (de contrato), se les hace firmar un documento para ampliar su periodo laboral por seis meses, en el mejor de los casos. El argumento legal es que con ese lapso de tiempo no crean antigüedad, y, por lo tanto, no pueden darles base.

Sin embargo, la Suprema Corte de Justicia sentenció (2015) que los trabajadores pueden ser basificados luego de 6 meses de desempeño laboral, siempre y cuando no cuenten con una nota desfavorable.

Cualquiera puede entender la posición del patrón de no ampliar los contratos y ofrecer el espacio a sus amigos y cuates. Pero no se entiende que los trabajadores sindicalizados lleguen a actos de violencia contra compañeros de clase. Me parece una posición mezquina.

La plaza es el punto de conflicto de tres posiciones: los de contrato, los sindicalizados y los de confianza.

Los trabajadores de contrato, precisamente por su condición de “inestabilidad” laboral, se esfuerzan más en cumplir con los objetivos del trabajo. Si cumplen el jefe está satisfecho y amplía el contrato.

Por experiencia personal puedo testificar que muchos empleados ya sindicalizados se solidarizan “con la hamaca”, pues su gremio los defenderá ante el patrón, “ante cualquier injusticia” y una de ellas es que cumplan, a veces, hasta la jornada laboral.

Los empleados de confianza se encuentran protegidos por sus cuates que dirigen la institución. Algunos de ellos cumplen a cabalidad tareas difíciles; pero existen otros que asisten a su centro de trabajo cada 15 días. Muchos empleados de confianza carecen de perfil profesional; pero “el besamanos” es lo que los sostiene para cobrar.