Por: Fernando Hinterholzer Diestel
Desde hace más de cien años, México no había pasado por tiempos tan violentos, como sucede en la administración de la 4T. La complicidad de las autoridades de los tres órdenes de gobierno con el crimen organizado se ve evidenciado en políticas como: aquella de seguridad “abrazos, no balazos”, que en los hechos representa un acuerdo tácito “de dejar hacer y dejar pasar”, o la intervención electoral durante los comicios del 2021 en Sinaloa, Nayarit, Colima, Michoacán y Guerrero, donde los sicarios del crimen organizado, secuestraron, mataron y amenazaron a candidatos de partidos de oposición, lo cual dio como resultado que Morena ganará todas las gubernaturas y varios municipios. Los hechos anteriores dejan en un estado de total indefensión a la sociedad y a la población. Hoy en día, durante “el obradorato”, ya el monopolio de la violencia, que debería ejercer de manera exclusiva el estado, lo ejercen también los carteles criminales “que cobran piso, roban negocios, trafican mujeres y niños, asesinan con una crueldad inaudita” y que por supuesto controlan territorios enormes donde “ellos son los que mandan”. Lamentablemente, las autoridades dispusieron no proceder, olvidando que esa es su función primordial y en lugar de ello, llegaron “un pacto de impunidad” con el crimen organizado, tal es gravedad del caso, de esta administración y que será indudablemente, la maldita herencia de la 4T.
La violencia y sus distintas caras se han vuelto un lugar común en nuestro territorio. Mientras el gobierno federal presume estadísticas que, bajo una interpretación muy a la 4T, le permiten presentar una muy falsa, “narrativa triunfalista”, pero la inexorable realidad termina mostrando totalmente lo contrario. Son cada vez más frecuentes las evidencias en fotos y videos, que muestran el nivel terrorífico de la barbarie y la muerte que pululan en nuestro entorno, que acechandolos pasos de quienes se dirigen a sus centros de trabajo, a visitar a sus familias en casa o simplemente quienes sólo quieren diversión. La reciente masacre de los 5 jóvenes en Lagos de Moreno, Jalisco a los que el primer mandatario no ha quiso ni mencionar en la mañanera del miércoles pasado, fue un acto deleznable, “un crimen contra la humanidad” que deja terriblemente afectado al tejido social. Lamentablemente, este es solo un evento más de los cientos que suceden cada día y que ya son parte de la vida cotidiana. De acuerdo a las cifras de la Secretaria de Seguridad Pública Federal, se han cometido más de 156 mil crímenes desde el inicio de la administración y seguramente terminaremos el sexenio con más de 180 mil. Al próximo presidente le tocará una situación de inseguridad todavía más delicada que la de sus predecesores, esperemos que esta vez sí escojan defender a la ciudadanía y no a sus intereses políticos, económicos y electorales.
AMLO desarrolló durante estos cuatro cinco años y medio al frente de la 4T, una repugnante indiferencia oficial. Su carencia de empatía ética y emocional ante escenario terrorífico causado por una fallida política en materia de seguridad pública y “sus abrazos y no balazos” para una pandilla de despiadados criminales, lo cual ha desencadenado una onda de señalamientos y la condena unánime ante su deshumanización por lo que sucede en el país. El incontenible aumento de violencia y el reto por parte de los criminales, sitúa el problema de seguridad como la principal amenaza de cara al cambio sexenal en el 2024. Las ínfulas de grandeza del “Gran Tlatoani” de pasar a la historia como el “héroe de la Cuarta Transformación”, plasmado ya en el bodrio de los libros de texto morenistas, será exactamente al revés, pasará a la historia como un pésimo funcionario, inútil y corrupto, amén de muy mal gobernante que le ha fallado a millones de mexicanos Este sexenio será el más violento en asesinatos y crímenes por las disputas territoriales, secuestros, masacres, terrorismo y corrupción. Gracias ala cuarta transformación, actualmente es el crimen organizado quien manda, gobierna y delimita fronteras. La deliberada y facciosa actitud de los carteles criminales en México, derivada de la estúpida e inútil estrategia del gobierno federal a lo largo de 5 años, nos ha llevado a una monumental tragedia en donde los sicarios han recibido gustosamente, “los abrazos institucionales”; aumentando los balaceras contra sus enemigos de otros grupos delincuenciales, en contra de policías, militares, gobernantes y, lamentablemente, corrieron su poder de violencia en contra de la sociedad civil, que son las víctimas colaterales del crimen organizado. La sociedad está a merced de la tiranía del crimen organizado y de la impunidad con la que suelen actuar, del salvajismo y la prepotencia e inutilidad de autoridades que suelen esconderse tras del fuero y “amiguismo político” para cometer cualquier cantidad de estropicios y daños con la tranquilidad que brinda un sistema de justicia y seguridad impregnado por los oscuros intereses de la corrupción.
ES CUANTO
ADENDDUM: Han comenzado las lluvias en Guerrero, y el techo del Centro de Salud de Metlatónoc en la región de la Montaña, se cae en pedazos. Este Centro de Salud es la única posibilidad que tienen miles de indígenas mixtecos de ese municipio y de Cochoapa El Grande, para atenderse y no tener que viajar hasta Tlapa a 90 kilómetros.