La difusión ayer en redes sociales de un videoclip en el que aparece la gobernadora del estado, Evelyn Salgado Pineda, cenando antojitos mexicanos en una de las fondas del mercado del barrio de San Francisco, donde por cierto se come rico y es, válgase la expresión, el Sanborns de las personas no muy adineradas, sobre todo estudiantes, provocó varios comentarios, algunos de aprobación y otros no tanto.

Hay que decir que desde hace muchos años algunos, próceres de la política se aparecen de vez en cuando por ese mercado para saborear los tacos de carne blanca, las enchiladas, los tacos con consomé, los tamales y atoles, y todos los guisados que le han dado fama al sitio.

Por ahí y por el mercado Baltasar Leyva, han desfilado personajes como José Francisco Ruiz Massieu, Ángel Aguirre, Héctor Astudillo, Mario Moreno, Florencio Salazar, por citar a algunos personajes de la política conocidos.

Vale la pena decir que tanto en el mercado de San Francisco como en el Leyva Mancilla, las fonderas –sin que se use la palabra en términos peyorativos— son amables con los visitantes –políticos o no— y se han ganado la fama, muy buena por lo demás, de vender alimentos sabrosos.

Es conocida la versión de que algunos gobernadores en el pasado reciente enviaban a sus ayudantes a comprarles comida: pancita o menudo, tacos de chivo o borrego, relleno como el de la Costa Grande, birria, y otros guisados de la gastronomía guerrerense que son verdaderos delicias para el paladar.

Qué bien que la gobernadora vaya a los mercados. Aparte de disfrutar una sabrosa cena, tiene la oportunidad de escuchar, de viva voz, lo que la gente quiere decirle de frente. Y ver también las condiciones en que se encuentran los mercados, que son junto con las plazas públicas, los sitios donde un político o un gobernante puede empaparse de lo que la gente piensa y opina.

¿Qué hay críticas? Pues sí. Siempre hay personas que están en contra de todo y nada les parece, nada les acomoda.

Pero es útil acercarse a la gente, convivir con ella, escucharla.

Doña Evelyn Salgado debe convivir con más frecuencia con la gente, más allá de los actos oficiales.

Alguien dentro de su amodorrado equipo de colaboradores, la mayoría deficitarios en ideas, debe hallar un poquito de lucidez y ayudarle a vincularse más a las familias de Chilpancingo, Acapulco, Iguala y de otras ciudades del estado.

Seguramente le irá bien. Hay una razón de buen peso: es carismática. 

Y eso ayuda.