- Filiberto Velázquez, director del Centro de Derechos Humanos de las Víctimas de la Violencia ‘Minerva Bello’, afirmó que por exigir seguridad en pueblos de Chilapa, hay una campaña de hostigamiento en su contra
Jesús Saavedra
El sacerdote católico José Filiberto Velázquez Florencio, director del Centro de Derechos Humanos de las Víctimas de la Violencia ‘Minerva Bello’, denunció hay una campaña de hostigamiento y criminalización en su contra, por lo que exigió frenar esta “arremetida en su contra por su labor social”.
Este jueves al mediodía, en conferencia de prensa en la que estuvo acompañado de Marta Obeso Cázares, viuda de Armando Chavarría; Yaser Martínez, del Centro Morelos de Chilapa, y normalistas de Ayotzinapa, el clérigo denunció que la campaña de hostigamiento y criminalización se inició por su actividad pastoral, social y de defensa de los derechos humanos de los habitantes de la comunidad de San Jerónimo Palantla, municipio de Chilapa, porque “se viven de manera cotidiana graves violaciones a los derechos humanos”.
Explicó que el pasado 27 de junio respaldó y participó en un bloqueo que habitantes de esa comunidad realizaron en la Autopista del Sol, en El Parador del Marqués, para exigir la presentación con vida del transportista José Abundio Bolaños Calvario, desaparecido desde el 22 de mayo pasado.
“Fue una protesta sin violar la ley y donde se pedía la atención de la Fiscalía General del Estado para detener la violencia en la comunidad”, explicó.
Recordó que al siguiente día, el 28 de junio la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz en Guerrero emitió un comunicado en el que informaron que se había presentado una denuncia de hechos para deslindar responsabilidades por bloqueos y daños a la propiedad privada.
Dijo que después de ese comunicado, el 13 de junio, agentes de la Policía Ministerial se presentaron en el albergue de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa y preguntaron “por mi domicilio, mi teléfono y las señas particulares del vehículo que utilizo”.
Añadió que les pidió a los agentes un documento oficial para justificar su presencia y decidieron retirarse del lugar. “Fue el primer aviso de esta campaña de hostigamiento”, dijo.
Filiberto Velázquez dijo que el lunes pasado acudió a San Jerónimo Palantla a una misa para recordar el asesinato de una habitante de esa localidad y que en el retén de militares y policías estatales, antes de llegar a ese poblado, se registró otro incidente.
Explicó que en ese lugar un soldado “abrió sin mi autorización la puerta del vehículo en el que viajaba, lo que considere incorrecto y se lo hice saber; molesto me contestó que si no descendía, él mismo me iba a bajar porque ‘estoy hasta la madre de gente ignorante’”.
El sacerdote consideró que se trata de “actos de criminalización judicial de los cuerpos de seguridad federal y estatal” contra su persona.
Por ello pidió “acciones prontas y expeditas para que haya justicia ante la gravedad de los hechos de violencia contra habitantes de San Jerónimo Palantla”.
Exigió que “cese al hostigamiento hacia mi persona, alto a la criminalización de los sacerdotes, no somos los responsables de la violencia, deben de buscar y perseguir a los verdaderos criminales”, añadió.
Informó que ante el hostigamiento del que es objeto, ya pidió el apoyo a la Compañía de Jesuitas en el país, al Conferencia del Episcopado en México (CEM) y al Centro de Derechos Humanos de la Montaña ‘Tlachinollan’.
Uno de los normalistas de Ayotzinapa, cuyo nombre no proporcionó, anombre del Comité Estudiantil ‘Ricardo Flores Magón’ manifestó su respaldo y solidaridad con Velázquez Florencio, y exigió a las autoridades estatales y federales que “dejen de estar dando evidencias falsas en torno a las investigaciones en contra del padre”.
Añadió que “todos conocemos las acciones que ha hecho el padre; no podemos negar la persona que es porque siempre ha estado defendiendo nuestro movimiento, en ningún momento nos ha dejado solos”, aseguró.
Dijo que lo único que busca el Estado Mexicano con esta persecución es “desestabilizar el movimiento” que encabezan los defensores de los derechos humanos como el sacerdote.