Ana Lilia Torres  

Al enviar una felicitación con motivo del Día del Padre, el arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González señaló que el papel que realizan los jefes de familia representa una contribución fundamental para la paz y el bien común de la sociedad.

“La presencia y la función del papá en la familia y a favor de la familia son de una importancia muy grande y nada puede suplirlas”, destacó el clérigo en su mensaje dominical.

El prelado católico señaló que los papás, con sus características propias masculinas, aportan al hogar cualidades muy valiosas, como la rectitud, sinceridad, disciplina, fortaleza, inteligencia, honestidad y autoridad.

“La presencia de un buen padre en el hogar hace más seguros y curiosos a los pequeños. Cuando llega el momento de ir a la escuela están mejor preparados, toleran más la tensión y frustración, están mejor capacitados para esperar su turno, mantienen suficiente interés en su trabajo y confianza en sus propias capacidades para trabajar solos hasta que la profesora les pueda ayudar”, señaló.

El representante religioso dijo que el papel que realiza un buen padre “es en verdad algo muy grande, que hace de su vida toda una ofrenda muy agradable a Dios Padre y una contribución fundamental al bien común de la sociedad”.

Expuso que cuando el papá está realmente comprometido con su ser y su función, se genera un ambiente familiar muy favorable a que tanto él como su esposa se sientan muy cercanos en su matrimonio, felices de haber unido sus vidas para siempre y en su amor dar vida a sus hijos. “¡Qué gran aporte es esto no sólo para bien del hogar, sino la paz en la sociedad!”, afirmó. 

Hizo referencia al libro Proverbios, dónde se expresan las palabras que un padre dirige al propio hijo, diciendo “si se hace sabio tu corazón, también mi corazón se alegrará. Me alegraré de todo corazón si tus labios hablan con acierto”.

El arzobispo dijo que no se podría expresar mejor el orgullo y la emoción de un padre que reconoce haber transmitido al hijo lo que importa de verdad en la vida, o sea, un corazón sabio.

“Es una alegría que recompensa toda fatiga, que supera toda incomprensión y cura cada herida. Muchas gracias, queridos Papás, por haberlo sido cada día para sus hijos, desde cuando se desarrollaban en el seno de su madre y en cada etapa de su vida”, expresó finalmente.