Ana Lilia Torres  

El arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González pidió orar por las madres de familia que son víctimas de la violencia y por aquellas que sufren el gran dolor de haber perdido o no saber de alguno de sus hijos desaparecidos.  

En su mensaje dominical, a propósito del próximo Día de las Madres, el clérigo exhortó a que se les reconozca su entrega constante y sacrificada en el hogar y destacó la necesidad de una mayor presencia suya en la sociedad, tanto en la política, como en el trabajo y en las organizaciones.

A dos días de la celebración del Día de las Madres, pidió “agradecerles por la vida que nos ha transmitido y mostrarles nuestro amor en una expresión de afecto y en un compromiso fortalecido de también nosotros mirar por ellas”.

En su mensaje, el arzobispo solicitó que “con nuestra oración y afecto hacernos cercanos a las mamás, víctimas de las violencias, que sufren el gran dolor de haber perdido o no saber de alguno de sus hijos”.  

El representante religioso consideró que es oportuno subrayar la importancia y el peso de la actividad laboral de las mujeres dentro del núcleo familiar.

“Estamos convencidos de la necesidad de una mayor presencia suya en la sociedad, tanto en la política, como en el trabajo y en las organizaciones, ahí donde la humanidad escribe la historia, y nos alegra que haya crecido tanto su presencia”, señaló.

Reconoció que la presencia de la mujer en el hogar tiene una importancia fundamental para la humanidad, porque “la mujer es insustituible en el hogar, en la educación de los hijos y la transmisión de la fe. Hoy la miramos como madre”.

Dijo que “la familia humana se fundamenta en las madres. Un mundo en el que la ternura materna ha sido relegada a un mero sentimiento podrá ser rico de cosas, pero no rico de futuro… Necesitamos aprender de las madres que el heroísmo está en darse, la fortaleza en ser misericordiosos, la sabiduría en la mansedumbre”.

Finalmente, el clérigo pidió recordar con gratitud a todas aquellas mamás que ya han dejado este mundo y a quienes las tienen con vida, valorar con gratitud su entrega y misión en la vida de cada uno.