•  Cientos de familias, locales y de turistas, decidieron disfrutar de ese lugar durante la Semana Santa 

Jesús Saavedra

Decenas de familias del municipio de San Marcos cerraron la celebración de la Semana Santa con la pesca de jaibas en la Barra de Santa Rosa que separa la laguna con el mar.

En ese municipio de Costa Chica, la mayoría de familias buscan concluir la celebración católica de la crucifixión de Jesús en las playas, que el sábado de Gloria lucieron abarrotadas de vecinos locales y turistas de otros estados e incluso del extranjero, como El Dorado y El Amazquite.

Luego de dos años de confinamiento debido a la pandemia del Covid-19, cientos de personas salieron de sus hogares y abarrotaron la laguna de Tecomate Pesquería o la barra de Santa Rosa.

Para llegar a ese paradisiaco lugar se tiene que viajar desde la carretera federal Acapulco-Pinotepa Nacional y antes de llegar a San Marcos, tomar la desviación hacia las comunidades de Monte Alto y Santo Domingo. Son 12 kilómetros de carretera pavimentada y luego una brecha de terracería que llega a la playa El Dorado y la comunidad de El Amazquite.

Luego sigue un recorrido en una brecha de terracería de otros 5 kilómetros hasta llegar a la barra de Santa Rosa, que divide la laguna y el mar.

En esa playa no hay enramadas que ofrezcan alimentos o bebidas, pero es la preferida de un número importante de familias, que llegan en sus camionetas desde temprano, provista con agua, refrescos y comida para pasar el Domingo de Resurrección.

La mayoría de familias trae sus tarrallas o jaiberos para pescar y pasar el día en la playa y la laguna.

“Es una tradición familiar venir un rato, pescar, relajarnos y concluir esta Semana Santa”, relata don José, un campesino de la comunidad de El Amazquite, quien se trasladó a ese lugar con sus dos nietas, su hija y su yerno.

En 4 horas llenaron de jaibas dos cubetas de 19 litros. “Tenemos para comer varios días, paseamos, nos distraemos y terminamos de buena forma los días grandes”, explica un señor que se dedica a la siembra de maíz, de la cría de vacas y cuya jornada de lunes a sábado inicia a las 6 de la mañana y concluye a las 6 de la tarde en esa localidad de la Costa Chica guerrerense.

Lo único que molesta a las familias que vienen a este paradisiaco lugar, es la falta de educación de algunos turistas que vienen de visita y dejan tirada basura en la orilla de la laguna o frente al mar.

“Ya nos hacía falta salir  pasear y olvidarnos un poco de esta pesadilla que es el coronavirus”, dice don José, quien se retira contento después de la buena pesca de jaibas en el Domingo de Resurrección.