Salvador Rangel Mendoza llegó a Guerrero en 2015 como obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa.
Desde entonces, ha causado controversia en sus declaraciones ante el gobierno del estado, debido a que insistía en que las autoridades debían dialogar con los grupos delictivos para lograr la paz.
Durante el proceso electoral de 2018 y 2021, informó supuestamente varios candidatos a ocupar cargos públicos tenían nexos con el narco o que fueron amenazados.
También juzgó a las mujeres que han sido asesinadas en Guerrero, bajo el argumento de que “las mujeres asesinadas no andaban precisamente en misa”, comentario que pronunció en una misa que celebró en octubre de 2018.
Salvador Rangel fue un obispo que estuvo en contacto con el narcotráfico, ya que nunca negó que dialogaba con los líderes que operan en la región Centro y Sierra de Guerrero, esto en las entrevistas que le hacían los comunicadores.