Bernardo Torres

Un fraccionamiento inconcluso de 96 viviendas, invadido por el monte, es todo lo que hay de lo que sería “El Nuevo Azinyahualco”, luego del paso de la Tormenta Tropical “Manuel” y el Huracán “Ingrid” que devastaron Guerrero los días 13, 14 y 15 de septiembre de 2013.

Luego de un desfile de empresas que trabajaron en la construcción, desde hace dos años los trabajos fueron suspendidos y, desde entonces lo que único que avanzado en el fraccionamiento es el deterioro y el pastizal.

El proyecto original era reubicar aquí toda la comunidad cuya ubicación actual fue declarada como zona de alto riesgo por autoridades de Protección Civil Estatal y Federal, y el entonces gobierno de Enrique Peña Nieto la incluyó en el programa de reconstrucción del “Nuevo Guerrero”.

Se construirían 96 viviendas de concreto, escuelas para preescolar, primaria y secundaria, canchas de basquet y futbol, un parque recreativo, dos templos y un centro de salud.

A ocho años del paso de los fenómenos meteorológicos, lo único que hay son 96 casas de concreto y lámina de asbesto, hechas con materiales de mala calidad, que hasta se empiezan a desmoronar.

Sólo se construyeron dos escuelas para preescolar y primaria, las cuales han sido saqueadas y por el momento no son aptas para recibir clases.

Las calles no fueron pavimentadas, no se ha instalado la red de energía eléctrica, tampoco hay red de agua potable ni drenaje. Los muebles de los baños de las casas también han sido robados, para lo cual han tenido que romper los cristales y puertas.

Al menos la mitad de las viviendas registran agrietamientos debido a la mala construcción y la mala calidad de los materiales usados; las filtraciones de agua han deteriorado el revoque de las paredes y los pisos de concreto rústico.

Hace unos días, el sismo de 7.1 grados y las fuertes lluvias han recordado la vulnerabilidad y el peligro de seguir viviendo en el actual sitio de la comunidad, por lo que quienes ahí habitan, pretenden presionar al gobierno para que se retome el proyecto de reconstrucción.

Bernabé Torres Anota, miembro del Comité de seguimiento a la reconstrucción, envió una solicitud al titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (SEDATU), Román Meyer, para que se destinen nuevos recursos para este fin.

Expone también que hasta la fecha no se han recibido las escrituras del predio que fue comprado a la comunidad de Zoyatepec, por ello, tanpoco hay certeza jurídica sobre las viviendas que les fueron asignadas a cada familia.

Explicó como cada temporada de ciclones, la gente teme por sus vidas. Algunos salen de la comunidad a zonas seguras durante los días que arrecian las lluvias ante la posibilidad de quedar incomunicados, como ocurrió aquella larga semana de septiembre de 2013.

Por ahora, los pobladores de Azinyahualco realizan labores de limpieza y vigilancia de manera escalonada, a fin de que lo poco que está en pie de este fraccionamiento, no siga deteriorándose o termine de ser saqueado por los ladrones.

Esta comunidad pertenece al municipio de Chilpancingo pero se encuentra situada entre cañadas, aproximadamente a casi dos horas de camino (en vehículo) desde la cabecera municipal, sobre la parte serrana. (API)