• * El responsable de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel, condenó que recluten a niños para adiestrarlos en el uso de armas, porque “están metiendo en su cabeza esta situación bélica”
  • * Dijo que la violencia en Rincón de Chautla y otros pueblos se debe a un conflicto por tierras y no a una disputa entre grupos delictivos

El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, condenó el reclutamiento de niños para entrenarlos en el uso de armas y enfrentarlos con la delincuencia por parte de Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, y advirtió que la policía comunitaria de Rincón de Chautla sirve a un grupo del crimen organizado.

El prelado ofreció una entrevista al reportero Guillermo Gazanini Espinoza, para el medio católico Religión Digital, en la que rechazó el involucramiento de niños en actividades paramilitares en las comunidades rurales de Chilapa de Álvarez.

“Para mí es una situación reprobable que estén utilizando a los niños desde seis años, el más pequeño, hasta los 14. En una palabra, los están militarizando, están metiendo en su cabeza esta situación bélica”, comentó.

Reconoció que las comunidades indígenas “tienen cierta razón en protestar” porque están marginadas por los tres niveles de gobierno y viven en una situación de pobreza extrema, pero “eso no justifica” que armen a los menores, los exhiban y los enfrenten con la delincuencia.

Rangel Mendoza advirtió que “están mentalizando a los niños, porque en la comunidad de Rincón de Chautla hay guardias comunitarias que sirven al narcotráfico y son ellos quienes inducen a estos menores”.

El obispo aseveró que “debe prevalecer el interés superior de los niños” y por ello, los gobiernos estatal y federal y estatal “deben poner atención especial” porque “es una gran vergüenza” lo que ocurre en Guerrero.

También consideró que la UNICEF “debe tomar cartas en el asunto y ver lo que se está haciendo contra esos niños”.

El obispo afirmó que “los padres y el comisario del lugar cometieron una gran imprudencia”, porque ya son dos ocasiones en que se utiliza a los niños en actividades paramilitares.

“Hace ocho meses tomaron a los niños con armas de palo y también salieron las mujeres, pero ahora se trata de armas verdaderas, aunque de bajo calibre. Lo peor es que estén mentalizando a los niños en esa idea militar”, reprochó Rangel Mendoza.

Reconoció que no ha dialogado con representantes de esos pueblos, pero sí existe un trabajo de mediación por parte de los párrocos.

Indicó que a pocos kilómetros hay un centro de pastoral, en Mexcalcingo. La otra parroquia está en Hueycantenango de Santiago.

“Los sacerdotes me informan de la situación. Ellos van a las comunidades, siguen atendiendo, enterraron a esos muertos. Pienso que, como Iglesia, si no podemos resolver el problema, al menos estamos teniendo una valiosa presencia en las comunidades”, comentó.

Afirmó que el conflicto que prevalece en las comunidades rurales de Chilapa y que ha dejado decenas de muertos, se debe a un problema de tierras y no a una confrontación entre grupos del crimen organizado.

“Aquí existe un problema. Estas personas de Rincón de Chautla están poseyendo unas tierras que no les pertenecen. Son de otras comunidades. Ellos tratan de jalar a otros para que los apoyen, pero eso será imposible puesto que, legalmente, no son los verdaderos dueños de la tierra. Aquí hay otra comunidad muy atacada por ellos, San Jerónimo, donde está el Frente de Defensa Popular Francisco Villa. El pleito es por la posesión de tierras más que del narcotráfico, creo que eso es una causa perdida”, explicó.

Para Rangel Mendoza, “la única solución es la intervención del gobierno federal para hacer un reparto justo de tierras. Sólo así se tranquilizará esa zona”, afirmó.

Respecto a los apoyos del gobierno federal destinados a los jóvenes, dijo que “la gente se queja de que la ayuda no llega”.

Aseguró que lo mismo ocurre en la sierra y en la Montaña.

“Los sacerdotes me dicen que ni siquiera tienen chile para comer. Es la misma historia. Todos sembraban la amapola. Ahora están huyendo de esas comunidades, ya sea a la frontera que está plena de guerrerenses para pasar a los Estados Unidos o vienen a las ciudades, Taxco, Iguala o Chilpancingo, porque la gente nada tiene que comer. Hoy no hay ayuda oficial alguna”, expuso.

El obispo consideró que los funcionarios del gobierno estatal “tendrían que ir a las comunidades para observar el problema” y se refirió de manera particular al secretario de Gobierno, “porque él está en la Secretaría por las mañanas y en las tardes se va con sus amigos a tomar café y jugar ajedrez”.

“Necesitamos un secretario más efectivo para que vaya a las comunidades. Este es un problema de gobierno que no se resuelve desde el escritorio”, insistió.

Incluso puso como ejemplo al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien “está saliendo, ve las dificultades y atiende los reclamos de la gente”.

Cuestionado sobre el Caso Ayotzinapa, Rangel Mendoza afirmó que este caso “es una llaga sin cerrar”, porque aún hay la esperanza de saber qué ocurrió con los 43 jóvenes desaparecidos, pero no hay avances en las investigaciones.

“Mientras no se hable con la verdad y no se conozca el paradero de los muchachos, será una herida siempre abierta”, apuntó.

Asimismo, rechazó que “se manipule el dolor” de los familiares de los 43 “con fines políticos”.

“Espero que pronto se conozca la verdad. Capturaron a 157 probables responsables y de esos ya han liberado a la mitad y la verdad no se sabe. Esto es muy duro y no lo logro entender”, reprochó.

El obispo advirtió que la situación económica de los padres de los 43 “ya es muy precaria” y por ello se está organizando “para enviarles, poco a poco, despensas con los artículos que los fieles le dan en misa”.

Rangel Mendoza subrayó que “somos un solo México y cuando una parte del cuerpo sufre, todo el cuerpo está sufriendo”.

Por ello, insistió: “Necesitamos que nos apoyen para hacer esta presión ante el gobierno federal a fin de que vuelvan los ojos a Guerrero. Es lo único en donde vislumbro la solución. Que hubiera programas concretos y serios para apoyar al Estado en la educación, agricultura y salud. Necesitamos que nos tiendan la mano para evitar problemas futuros”.