Héctor Astudillo Flores seguramente estuvo tomándole el pulso político al asunto. El impacto y la resonancia mediática que tuvo el proditorio asesinato de diez músicos de la zona indígena de de Alcozacán, perteneciente al municipio de Chilapa, y el conflicto que surgió después de ese homicidio múltiple con la sorprendentemente rápida maniobra escenográfica en la que se usó a niños vestidos de “policías comunitarios” esgrimiendo armas de fuego hechizas, y el bloqueo a uno de los caminos más transitados de la microzona, obligaban a enfrentar el problema con decisiones fuera de lo rutinario. Por eso actuó de manera rápida y decidida.

Ayer fue a la localidad de Alcozacán, para escuchar de manera directa, en voz de los inconformes, los problemas que aquejan a sus habitantes de la zona.

Astudillo fue claro y les habló sin rodeos: lo urgente, lo importante es pacificar la región para que regrese la armonía a estos pueblos, pero lo más importante: vengo a expresarles mi solidaridad a los deudos de las víctimas y llegar a un acuerdo para levantar el bloqueo de la carretera Chilapa-Hueycantenango.

El bloqueo carretero afectaba ya a miles de familias, comerciantes y transportistas.

El mandatario estatal, con el semblante tranquilo, llegó al encuentro acompañado por el presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, Ramón Navarrete, por su cercano colaborador Alejandro Bravo y por el alcalde chilapeño Jesús Parra.

También llegaron con él el fiscal general y el secretario de Seguridad Pública.

Se instaló una mesa para ahí se plantearan las inconformidades y demandas.

El diálogo se abrió. Astudillo escuchó las quejas y denuncias y, una vez que se desahogaron las demandas, el mandatario estatal acordó públicamente qué acciones se emprenderán para restablecer la tranquilidad de las familias, alterada por la irracional violencia que enlutó diez hogares.
“Venimos a colaborar y buscar la manera de evitar que siga la confrontación; venimos a aplicar los mecanismos que están a nuestro alcance para propiciar la pacificación de la región. Las cosas no pueden seguir así, humanamente no es posible”, dijo Astudillo ante las autoridades de la Policía Comunitaria de la CRAC-PF en Alcozacán y los pobladores de 16 comunidades aledañas presentes en el encuentro al aire libre.

“Es importante propiciar la pacificación de la región y regresar la armonía a los pueblos de Chilapa”, insistió, y anunció que se conformará una mesa regional de coordinación para la construcción de la paz en Chilapa, en donde se revise de manera puntual y diariamente la situación en este municipio.

Esto, explicó el gobernador del estado, permitirá tener todos los días muy temprano el conocimiento y control de lo que sucede en esta zona, y compartirlo puntual y oportunamente al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño.

Astudillo pidió a los maestros y a los padres de familia, su apoyo para que los niños y jóvenes puedan continuar con sus actividades escolares y que sean respetados sus derechos, no permitiendo que se les exhiba con armas ni tampoco que se les uniforme como policías, lo cual atenta a sus más elementales derechos humanos.

“Yo les pido a los maestros y a los padres de familia que colaboren para que, especialmente a los niños, les demos otra orientación”.

“Cuidemos a los niños. Yo les hago un planteamiento respetuoso. No voy a cometer ningún exceso aquí, porque no es mi estilo. Yo vengo con el propósito de ayudar y a tratar de resolver un problema que a mí también me preocupa y me ocupa mucho. Yo se los planteo como gobernador y como su amigo. Miren, los niños tienen becas, hay que hacer que vayan a la escuela. Me van a decir ‘es que no hay clases’, pero yo voy a ver que haya clases”.

Tras el encuentro, ya sin la tensión que se percibía al comienzo del encuentro, los pobladores, hombres y mujeres, así como las autoridades comunitarias representadas por David Sánchez Luna, coordinador regional de la CRAC PC-PF, le reconocieron a Astudillo su presencia, el haber estado con ellos.