POR RAÚL SALGADO L.

Resulta verdaderamente extraña la noticia aparecida hace tres semanas y difundida ampliamente en los medios informativos locales, de que 12 mil trabajadores, seguramente docentes y administrativos, al servicio de la Secretaria de Educación en Guerrero, no eran localizables en ningún centro de trabajo y de que no existen antecedentes sobre el desempeño de alguna función.

Hecho que pudiera considerarse inverosímil, de aparente ausencia de verdad y de que nadie se percatara de tan infausto acontecimiento, se argumenta que como producto de revisiones de la Auditoria Superior de la Federación se hace necesaria la demostración fehaciente de que los trabajadores observados presenten en breve lapso de tiempo la documentación que acredite el lugar específico de adscripción.

Lo que resulta de inicio alarmantemente sorprendente e inadmisible, es de que no se dispongan de los elementos básicos de control manuales o electrónicos para identificar específicamente la localización laboral de cada trabajador, sobre todo cuando los mecanismos de pago quincenal tienen cauces exclusivos que facilitan la identificación personalizada.

Despierta preocupación que hablando de un aproximado de 70 mil trabajadores, no se tenga registro de donde están un poco más del 17%, sobre todo si cobran religiosamente sus salarios de manera quincenal y que teniendo la Secretaria de Educación suficientes mecanismos de control administrativo, hoy se esté requiriendo con urgente exigencia la entrega de documentación que justifique su lugar de trabajo.

Cuando se habla de los diversos mecanismos de control, nos referimos a que en cada centro de trabajo existe un director, sobre el director los supervisores, las Jefaturas de Sector, jefes de enseñanza, coordinadores regionales, directores generales, jefes de Departamento, Subsecretarías y órganos específicos de Control y Fiscalización. En este sentido la Secretaria de Educación es la dependencia que cuenta con la más amplia estructura administrativa y técnica que debe  posibilitar la fácil detección de ubicación de cada trabajador.

Hablar de que aproximadamente el 17% de trabajadores fueron observados al no encontrarlos en sus centros de trabajo, habla sin duda de que algo no funciona con la eficacia suficiente, o bien de que la omisión pudiera ser síntoma de un grave y delicado descontrol.

Podría también ponderarse que dentro de las ocho grandes unidades administrativas regionales con las que cuenta la SEG, pudiesen localizarse a una buena cantidad de trabajadores, pues es evidente la compleja saturación de personal, quizá algunos justificables y muchos otros sin actividad concreta; sin embargo, la exigencia que se ha impuesto es de que esos 12 mil trabajadores demuestren a la brevedad posible su lugar de adscripción.

Esta situación evidencia de que algunas instancias no se encuentran operando con la eficacia necesaria y que los mecanismos de control deben estar obligados a mantener eficientemente actualizadas las plantillas de personal, haciendo uso de todos los medios  electrónicos, los que hoy por hoy son de altísima utilidad en la búsqueda de mejores resultados.

No se alcanza  dar crédito de que el resultado de la Auditoria Superior de la Federación haya registrado observaciones a un número tan elevado de trabajadores, pero sobre todo es inverosímil que no se mantengan actualizados los registros apropiados y no se observe un estricto control de todos aquellos a quienes se les paga sin tener la suficiente certeza de donde se encuentran ubicados.

Es indudable que en el atropellado periodo interino de Gobierno que antecedió al actual, haya imperado el desorden y la anarquía, y que ahora se tenga que afrontar el complejo problema que irresponsablemente dejaron de atender.

Lo que debe imperar insoslayablemente es el reiterado llamado del Ejecutivo del Estado de reclamar y exigir a colaboradores de toda la administración, de asumir mayor esfuerzo y eficaz aplicación para depurar, corregir y superar toda las irregularidades, que aunque no fueron originadas en este periodo de gobierno, el gobernador está conscientemente resuelto a hacerle frente a los delicados retos que le ha deparado su compromiso y que hoy afronta con enérgica y firme responsabilidad.

Los cuatro años de gobierno transcurridos con altas dosis de complejidad no han resultado fáciles ni sencillos, y los 740 días por venir, los retos pudieran ser más agudamente desafiantes.

Los guerrerenses debemos estar preparados y comprometidos por la fuerza y naturaleza de nuestro origen y convicciones, a mantener la templanza, la prudencia y la dignidad hacia la ruta de una mayor y cohesionada unidad y el fortalecimiento de nuestras instituciones.

Por encima de nuestras diferencias ideológicas o políticas estarán siempre los elevados intereses de un pueblo que reclama vivir en paz, con bienestar, en el marco y observancia de la ley y del derecho.