Isidro Bautista

 

En estos huracanados tiempos de la 4T están sucediendo muchas cosas que, por la velocidad con la que ocurren y el vértigo que producen, puede que no alcancemos a dimensionar sus probables impactos y resultados en la vida de todos nosotros.

Veamos:

En Baja California hace unas semanas, el 2 de junio para ser precisos, se realizaron comicios para elegir al gobernador, cinco Ayuntamientos y 25 diputados del Congreso del Estado.

El triunfador de la elección de gobernador fue Jaime Bonilla Valdez, de Morena, partido que acabó con la hegemonía política del Partido Acción Nacional, que durante 30 años gobernó ese estado.

Durante el proceso electoral estuvo claro que el nuevo titular del Ejecutivo estatal sería elegido para dos años, y así votaron los bajacalifornianos.

Pero resulta que de manera inesperada –no sorpresiva, porque meses antes de las elecciones se intentó una modificación legal, casi similar, que no prosperó por su evidente inconstitucionalidad—, cuando ya había gobernador electo por dos años, los actuales diputados al Congreso del Estado decidieron, de manera rápida, descarada y a todas luces ilegal, modificar la ley y ampliar a 5 años el periodo de su gestión.

Con unánime insistencia se acusa que los diputados bajacalifornianos, los que ya se van en unos días para sus casas con el merecido repudio de los ciudadanos de aquel estado fronterizo fueron víctimas de brutales cañonazos de un millón de dólares cada uno (¡casi 20 millones de pesos!), por levantar el dedo y votar a favor de la ampliación del periodo constitucional de Bonilla, que según las informaciones que se han hecho públicas es poseedor de una respetable fortuna económica que acumuló como funcionario público durante muchos años en California, USA –de donde también tiene, o tenía, la ciudadanía—, y como empresario, pero por sobre todas las cosas goza de algo que en los días que corren es invaluable: es amigo, chómpira, brother, cuatacho y hermano de la misma afición y pasión (el béisbol) del Prócer Mayor de México: Andrés Manuel López Obrador. ¡Suertudo!

Como era de esperarse, AMLO en el tema de este tramposo manoseo de la ley y la voluntad ciudadana de los bajacalifornianos, se ha mantenido en la ya socorrida ambigüedad a la que recurre cuando no quiere definir su posición y las papas calientes le bailotean en las manos.

Alega que él no tiene nada qué ver en ese asunto, que no lo metan en esos líos, que él es respetuoso de la ley y de la independencia política de los bajacalifornianos, que es incapaz de promover alguna triquiñuela legislativa, que él es demócrata, que es republicano y juarista, y así.

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Mientras esto ocurre y cobra fuerza la cruzada política para derrotar por las vías jurídicas la intentona golpista de los inmorales diputados bajacalifornianos que se prestaron a la maniobra legislativa de regalar tres años más de poder, en Tabasco se acaba de aprobar la llamada, acertadamente, Ley Garrote, que criminaliza la protesta social, la inconformidad ciudadana y la oposición de las organizaciones de la sociedad civil a decisiones del gobierno de aquel estado, del que es oriundo López Obrador, y que fue donde se incubó (allá por los finales de los años 80s y principios de los 90s) la figura de aguerrido líder opositor al gobierno, que caracterizó al hoy presidente de México, quien encabezó movimientos de protesta, con tomas de pozos petroleros incluidas, que fueron reprimidos por los gobiernos de la época.

La iniciativa de la Ley Garrote fue enviada al Congreso de Tabasco por el actual gobernador de esa entidad, Adán Augusto López Hernández –quien según la biografía política que se lee en Wikipedia es sobrino de AMLO, aunque el mandatario tabasqueño jure y perjure que no es cierto ese dato, y que su apellido López es de Veracruz y no de Tabasco— y, como era de suponerse se aprobó en caliente (o como dicen los gringos: vía fast track, es decir en chinga) por los diputados del llamado El Edén, que en su mayoría son morenistas.

La Ley Garrote, ¡asombrese!, ya fue avalada por López Obrador y aunque a principios de esta semana aseguró y reaseguró –bueno, seguramente ya sabe lo que eso significa— que no se hizo para reprimir o por lo menos persuadir a quienes se oponen a la construcción de la refinería de Dos Bocas, que por cierto arranca en las próximas horas, la secretaria de Energía del gobierno de la 4T, Rocío Nahle, y la dirigente nacional de Morena, Yeidckold Polevnsky, ya dijeron públicamente que sí, que sí es aplicársela a quienes se oponen a la planta de refinación de petrolíferos.

Lo que son las cosas: la izquierda siempre estuvo en contra de una ley semejante promulgada hace casi ochenta años, y hoy hace una paralela sin que nadie de ellos alce la voz.

Estas dos damas, una empleada directa de AMLO, y la otra… pos también, sin ningún rubor han puesto en entredicho la Palabra del Señor (de Palacio Nacional) y eso pone a uno a pensar muchas cosas. Y entonces nos viene a la mente el dicho aquel de “Piensa mal… ¡y acertarás!”.

isidro_bautista@hotmail.com