¿Encrucijadas sin salida?
Felipe Victoria
Mientras cientos de miles aplauden y vitorean desgañitándose con porras, a otros menos fanáticos la voz se les atora en el cuello porque traen los testículos en la garganta, debido al temor fundado de males peores que se presienten y no es difícil adivinar.
Si Usted ya descifró el enigma, ¡shhh…no lo diga!, como es el lema de mi programa por las redes sociales desde hace cinco años. De todos modos, en este oficio hay que estar entendidos de que para conservar la cabeza pegada al cuerpo, a veces debe respetarse el silencio para evitar problemas.
Pero ¿qué pasaría en este México si todos nos quedamos calladitos o nos limitamos a murmurar y renegar en privado? Algunos tendríamos que dejar de decirnos periodistas.
No es temeridad, ni desafiar al hombre en cuyos hombros recae la máxima responsabilidad nacional, el atrevernos a decir y publicar sobre la manera en que el pueblo sabio está resintiendo las acciones de la cuarta transformación.
Ante todo respetamos su investidura y comprendemos su esfuerzo e intenciones; pero cuando al Director de la Orquesta no le obedecen la batuta los músicos y cada quien interpreta la partitura que le da la gana, el concierto es imposible
Pareciera que el canibalismo y las zancadillas entre los del gabinete ya comenzaron con el TUCMEC (todos unidos contra Marcelo Ebrard Casaubón), el canciller que no fue a Dallas, Texas, sino a lidiar con los caprichos imperiales de míster Donald Trump, que pretende tener en un puño al mundo y de a chinqueque a su vecino sumiso y subdesarrollado del sur.
Alega el diputado Porfirio Muñoz Ledo que el titular de Relaciones Exteriores invadió atribuciones de la titular de Gobernación y de Alfonso Durazo, en quienes recae el mando de la Guardia Nacional, comprometiéndolos a realizar tareas inviables.
Magno enredo en la alta burocracia que ya se da codazos y empujones en la contienda presidencial para cuando la deje Andrés Manuel López Obrador; solo falta que brinque el penalista Coello Trejo a recordarles que en este país no se mueve la hoja de un árbol sin consentimiento superior.