* El PRD: Al pozo, sin el péndulo
* Y el general La Salle
Isaías Alanís
En “El pozo y el péndulo”, el escritor norteamericano, Edgar Allan Poe, escribe uno de los cuentos casi perfectos y un manual sobre las posibilidades de la maldad y la perversión de la Inquisición en Toledo. En el relato, el protagonista es obligado a pasar por pruebas antes de caer al pozo. Al igual que el personaje, el PRD después de su fundación es dejado en una sala colmada de luces amarillas que finalizaron su vida con un catafalco cubierto con bandas de tres colores, azules y teñidas de una regresión hipnótica a los tiempos de Talamantes y el Ferrocarril. A 30 años de su existencia el Sol Azteca en pocos años perdió la posibilidad real de convertirse en una izquierda vigorosa en el momento en que sus fundadores, abandonaron la nave mucho antes de que como en el relato de Poe, el personaje principal, al igual que las corrientes, acabaran con el proyecto nacido hace 30 años.
En la sala oscura de la república, siguiendo a Poe, el PRD, cayó de bruces en un cuarto repleto de prebendas y negociaciones en lo oscuro y lo claro contrarias a sus documentos básicos y perfil histórico. Como en el cuento de Poe, al PRD lo dejan en la sala oscura un vaso de agua repleto de negocios políticos con diputados, senadores y la burbuja chuchina, y comenzó el desmayo, el jolgorio y el declive del PRD. Lo extraño, es que no amaneció atado sobre una mesa arriba de un péndulo que lo podría acabar como al personaje del cuento, al contrario, haciendo gala de mañas y su habilidad hizo que un mundo de ratas se le unieran y por intereses, perversidad y lujuria siniestra lograran romper las ataduras negando la aquiescencia del partido.
Pero eso no fue todo, con la salida de sus líderes históricos, en la sala oscura de la república, se comienza a calentar el espacio donde el PRD se movía y al achicarse, elige lanzarse al pozo por lo caliente del caso Iguala, las maquinaciones con personajes lejanos al PRD que usufructúan gubernaturas y antes de caer al pozo se aferran al Pacto por México que termina por acercarlos más al vacío y a la muerte del PRD y del personaje de Poe. Al intentar saltar el vacío, no alcanzan a salir bien librado en las elecciones perdiendo casi todo y en especial el espíritu que lo forjó, enterrándolo el pasado 18 de julio del 2018. El PRD, “hoy carece de registro en la tercera parte de los estados. En su apuesta suicida por el candidato presidencial Ricardo Anaya, consiguió sólo un millón 600 mil votos”, y de paso se convirtió en comparsa opositora y matraquera al presidente López Obrador que pese a las marchas testimoniales en su contra que piden su renuncia, le hacen lo que el viento a Juárez.
Los dueños del PRD, cierran los ojos y esperan que el milagro del General francés Lasalle, en la persona de EPN, los salvara de morir en el centro del pozo como al personaje del cuento de Poe y acabe de una vez por todas con la inquisición democrática que los enterró en vida, cosa que no sucedió y fue al contrario.
A treinta años los miembros que aún quedan del PRD, no asisten a un aniversario más, son testigos de los funerales de una esperanza amarilla perdida por colaboracionista del partido contrario contra el que lucharon y por el cual murieron cientos de militantes durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, hoy aliado y protector del PRD, que incluyó cubrir la deuda dejada por Rosario Robles cuando fue presidenta del Sol pálido. ¿Qué no tienen memoria y dignidad?
Y además de ser ya un partido testimonial, está en banca rota. ¿Quién logrará salvarlo, y a qué fuerza oscura se habrá de plegar el PRD para sobrevivir dentro del pozo y la tumba histórica en que ha caído?
Ya no tienen registro en Durango, Chihuahua, Nuevo León, Yucatán, Sinaloa, Aguascalientes, Quintana Roo, Colima, y solo tiene 62 diputados locales y gobierna el 10 por ciento de los ayuntamientos y solo tiene un gobernador totalmente peñista, Silvano Aureoles de Michoacán, que derrochó dinero del erario abiertamente en la campaña de Anaya al igual que el defenestrado ex gobernador de Morelos, Graco Ramírez, que tiene cuentas millonarias pendientes por desvío de recursos y posible lavado de dinero y enriquecimiento ilícito.
A treinta años de su fundación, el Sol Azteca es una tumba, con escasas prerrogativas, deudas, cambio de edificio, demandas laborales, revuelta interna, fugas a Morena, y una pérdida de imagen a raíz de su alineación al PRI, que culminó con el Pacto por México y que tiene en la lona al ex partido de izquierda. Y lo más grave, ser una oposición testimonial contra Morena y el presidente Andrés Manuel López Obrador al que adoraban, seguían, y ahora, en el peor de los casos, plegarse al mejor postor.
El caso de Guerrero y Morelos es emblemático, Zeferino Torreblanca como gobernador de Guerrero, primero utilizó al Sol Azteca, los domó, los compró y los desechó, durante su mandato asesinaron al líder del Congreso y virtual candidato triunfador del PRD a la gubernatura, Armando Chavarría Barrera, y ante el magnicidio del líder perredista, guardaron silencio. Con Ángel Aguirre les estalló el cuete de los 43 normalistas de Iguala siendo presidente municipal José Luis Abarca. Silencio.
En la actualidad, salvo haber ganado la presidencia municipal de Chilpancingo en forma coordinada con otras fuerzas políticas, su presencia en Guerrero es testimonial en municipios de gama baja, y en Morelos igualmente.
¿Que le queda al PRD? Esperar la salvación como el personaje del cuento de Edgar Allan Poe, o que el pozo y el péndulo hagan su trabajo demoledor y el Sol Azteca termine en el fondo de la historia, donde, por cierto, ya está en el interior de un trigarante catafalco de diversos y opuestos colores.