El Centro de Convenciones de Acapulco

Carlos Ortiz Moreno

Ahora que está de moda el Tianguis Turístico, catalogado como el mejor de la historia, bien vale la pena recordar algo de la espectacular historia que se forjó en esas 15 hectáreas donde se construyó el Centro Internacional de Convenciones y Exposiciones de Acapulco como se llamó oficialmente en su inauguración aquel 25 de octubre de 1973, cuando arrancó la también histórica convención de la Sociedad Americana de Agencias de Viajes (ASTA).
La idea de construir el Centro de Convenciones fue expuesta al presidente Luis Echeverría Álvarez por Miguel Alemán Valdés, entonces presidente del Consejo Nacional de Turismo, durante la celebración de una reunión regional de la ASTA, la agrupación más importante y poderosa del sector turístico en el mundo desde 1931. La ASTA es la mayor asociación mundial de profesionales de viajes. Sus miembros incluyen agencias de viajes y las empresas cuyos productos se venden como excursiones, cruceros, hoteles, alquiler de coches y todo lo relacionado al sector turístico.
Cuando Echeverría dio el visto bueno para el proyecto de hacer un centro de convenciones en Acapulco se vino toda una parafernalia en cadena: El Club de Golf de Acapulco, que competía con el campo de Golf del hotel Acapulco Princess, fue el que pagó los platos rotos al ser partido por la mitad. Sus 18 hoyos se vieron reducidos a solamente nueve hoyos con tal de cumplir con un aparente capricho oficial.
El Club de Golf iniciaba en la avenida de Los Deportes y terminaba hasta la calle Fernando de Magallanes. En medio se construyó una calle que comunicaba la costera Miguel Alemán, primero se llamó Lobo Solitario y más recientemente María Bonita, con Lomas del Mar y que se prolonga en Comandante Bouganville, conocida también como Costera vieja.
Con 50 millones de dólares como inversión inicial, el arquitecto potosino Pedro Moctezuma Díaz Infante, padre del actual secretario de Educación Esteban Moctezuma Barragán, fue el responsable de la obra. En tan solo cuatro meses fueron levantados los cimientos de grandes construcciones que incluyeron edificios, salas y salones, teatros, plazas y plazoletas, extensas áreas verdes, estacionamiento y un circuito interno para acceso de automóviles a cada una de las áreas del recinto.
A los nueve meses, ya estaban listos los salones Chichén Itzá, Cholula, Teotihuacan e Ixcateopan; las salas Huitzuco, La Venta, Mezcala y Olinalá; los lugares al aire libre como la Plaza Mexicana, la Terraza Xóchitl que era el Restaurante Veranda, además de los jardines Norte y Poniente y las terrazas Norte y Acapulco; los teatros Juan Ruiz de Alarcón y Netzahualcóyotl.
También estuvieron al cien por ciento las fuentes del acceso principal, el enorme Mezanine, el piano bar y el enorme estacionamiento vehicular.
El presidente José López Portillo y su esposa Carmen Romano Nolk fueron quienes oficialmente cortaron el listón inaugural y dieron el arranque de la 42 convención de ASTA. En aquella ocasión, dice la narrativa periodística, alrededor de cinco mil agentes de viajes de 50 países convirtieron a Acapulco en el ombligo del mundo.
Gracias al enorme éxito obtenido de dicha convención de agentes de viajes, dos años después el presidente vitalicio del Consejo Nacional de Turismo promovió la realización de un evento nacional que le daba un posicionamiento destacado a un sector que era visto como una actividad frívola y no económica: el Tianguis Turístico de Acapulco que inició en 1975 y hasta 2011 se realizó en esas instalaciones.
Como un dato curioso: el presidente López Portillo y doña Carmen Romano volvieron a inaugurar ese lugar en enero de 1978 pero ya con el nombre de Centro Acapulco y con Giacomo Barabino como director general del mismo. El lugar fue convertido en un ícono del turismo y del espectáculo.
El Centro Acapulco tenía una discoteca que fue la primera en América Latina en usar el rayo láser como un espectáculo añadido a la música disco que era la de moda. Por eso fue llamada la Disco Láser. También funcionó el Cine Centro, de las poquísimas con asientos conectados al sistema Sensurround que hacía vibrar el piso y los asientos de los asistentes.
Este sistema fue desarrollado específicamente por Universal Studios para la película Terremoto que fue exhibida en 1974 en el enorme salón Teotihuacan, durante el Primer Encuentro Mundial de la Comunicación, organizado por la empresa Televisa del 20 al 26 de octubre de ese año, en el que se abordaron temas como el futuro de las comunicaciones, la tecnología de las comunicaciones, la recepción y respuesta del mensaje, la ética de la comunicación, la transmisión del mensaje y la revolución de los medios.
El Encuentro Mundial de la Comunicación también acogió una serie de testimonios humanos de la comunicación, presentados por personajes como Umberto Eco (quien anticipó que las redes sociales provocarían una invasión de imbéciles porque daban derecho de hablar a legiones de idiotas) y Herbert Marshall McLuhan, quien hablaba entonces de la globalización de la información.
También estuvieron Wilbur Schramm de la escuela norteamericana y Abraham Moles de la escuela europea. Hay que apuntar también a Robert Lindsay, Jacques Fauvet, Jean Louis Servant-Schrieber, José Luis López Aranguren, Kenneth Galbraith, Roman Polanski, Liza Minnelli, Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes, mejor conocido como “Cantinflas”; Sergio Leone, Joaquín Rodrigo y Edson Arantes do Nacimiento, “Pelé”. La televisora amenizó el encuentro de genios de la comunicación con Amalia Hernández y su ballet, así como la actuación del grupo “The 5th Dimension”.
En el entonces Centro Acapulco se desarrollaron eventos internacionales como el Miss Universo, que ganó la hermosa güera sudafricana Margaret Gardiner, certamen en el que Alba Cervera, una bella chica yucateca, hizo soñar a los mexicanos cuando figuró entre las ocho semifinalistas.
En esa ocasión, Maribel Rocío Fernández García fue la Miss Fotogénica. A esa chica nacida en Costa Rica el mundo del espectáculo la bautizó como Maribel Guardia.
En el lugar también se desarrollaron concursos de belleza Miss México que ganaron Felicia Mercado Aguado, en 1977; María del Carmen López Flores, 1982; Mónica María Rosas Torres, 1983 y María de los Ángeles del Rosario Santiago, 1989. La hidalguense Mónica Zúñiga Arriaga ganó el último de esos eventos organizados en Acapulco en 1991.
En el sexenio del malogrado exgobernador José Francisco Ruiz Massieu, quien previó la debacle del Acapulco desgastado y roído por los propios prestadores de servicios turísticos que pensaron que nunca se iba a terminar su pastel, buscó la formación de lo que hoy es el Acapulco Diamante. Ruiz Massieu rebautizó el lugar como Centro Internacional Acapulco, buscando el resurgimiento del mismo.
Ruiz Massieu y Emilio “El Tigre” Azcárraga Milmo convinieron realizar un festival de renombre internacional que se convirtiera en trampolín turístico al mismo tiempo. Así nació en 1991 el Festival Acapulco por donde desfilaron cantantes internacionales y mexicanos como la guarachera del mundo Celia Cruz, Julio Iglesias quien se amanecía comiendo tacos en El Zorrito, José Luis Rodríguez “El Puma”, Roxette, Chicago, Vanilla Ice, Sting, Luis Enrique, Ricardo Montaner, Juan Luis Guerra, Locomía, Barry White, Ricky Martin, La Sonora Santanera, Rocío Dúrcal, Chayanne, Ricky Martin, Vicente Fernández, Juan Gabriel, Luis Miguel, María Conchita Alonso, Jon Secada y Gloria Trevi.
El Festival dio a conocer al mundo internacional del espectáculo, vía televisión, centros turísticos acapulqueños como La Quebrada y todas las playas desde Barra Vieja a las orillas del río Papagayo hasta Pie de la Cuesta, pasando por las lagunas de Tres Palos y Coyuca de Benítez, así como la isla de La Roqueta. Especiales menciones se hicieron de los otros dos centros turísticos que conforman lo que se conoce como el Triángulo del Sol: Ixtapa-Zihuatanejo y la platera ciudad de Taxco.
El gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo (2005-2011), quien era poco afecto al despilfarro de 63 millones de pesos que se gastaban para hacer ese evento artístico, le volvió a cambiar el nombre por el de Centro de Convenciones de Acapulco. Replanteó el esquema a la televisora privada y se cambió el nombre al de Aca-Fest que tristemente se fue a pique. Oficialmente, el exalcalde acapulqueño lo declaró como producto acabado y un año después moriría Raúl Velazco Ramírez, uno de sus principales conductores, quien ni siquiera fue reconocido con una esquela por el nuevo gobierno de izquierda
Entre los atractivos del Centro Acapulco se encontraba “El Piano Bar” con un piano que tocaba sin necesidad de que lo ejecutara persona alguna; “El Internacional”, donde se efectuaban shows de vanguardia traídos exclusivamente de Las Vegas, contando entre sus artistas a Sugar Ice Tea, Engelbert Humperdinck, Martin Stevens y The Platters, entre otros. Después se trajo a bailarinas cubanas que fueron la novedad entre la población masculina; “El Tablado Flamenco” con los artistas más notables de España.
El 9 de noviembre de 2009, el gobierno de Guerrero anunció el cierre definitivo del Centro de Convenciones debido a su inoperancia y porque representaba dos millones de pesos mensuales mantener sus instalaciones, que ya no se utilizaban.
Luego, vino aparejado al abandono oficial, la inestabilidad de las versiones oficiales del futuro del predio. Primero se anunció que el Grupo CAABSA había ganado una licitación para reconstruir un complejo con 40 millones de dólares de inversión y que lo explotaría durante quince años.
En 2011 se conoció que el gobierno federal, encabezado por Felipe Calderón, finalmente había cedido las instalaciones a la Secretaría de Marina con la pretensión de convertirlas en un centro de operaciones en la lucha contra el narcotráfico y luego que se iba a hacer un centro de prevención para desastres naturales, pero el proyecto durmió durante todo el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Ocho años después, hace tres días, el gobernador Héctor Astudillo Flores pidió al actual presidente Andrés Manuel López Obrador, la ejecución de un proyecto conjunto para rescatar no solamente toda la infraestructura que existe en esas quince hectáreas sino la memoria que parece importarle muy pocos a los grandes empresarios que han explotado el nombre de Acapulco desde hace más de 60 años.
Sin embargo, en la petición pública no se plantearon cantidades ni cuestiones específicas del rescate. Habrá que estar al pendiente de que la historia de este inmueble siga por mucho tiempo más.
Seguiremos… antes que el alemán nos alcance…