Quiero que mi hijo sea “esto”, o el problema de forzar a los niños para hacer algo.
SADYHEL ASTUDILLO
La anterior es una frase bastante común y también bastante cierta; es común que alguno de nosotros o algún conocido nuestro conozca alguna historia en la que alguna persona reniega el ser o hacer algo pero, el paso del tiempo y diversos sucesos inesperados generan que la persona termine haciendo eso que tanto renegaba. Incluso también puede aplicar cuando alguna persona no renegaba de algo pero decía que no le llamaba la atención y de un día para otro, se encuentra haciendo ese algo y diciendo que es lo mejor.
Ejemplos de estos cambios hay muchos y de diversos tipos, gustos musicales (por ejemplo, en mi caso particular, alguna vez pensé que jamás me gustaría cierta banda y ahora es una de mis favoritas), elección de profesiones, lugares de trabajo, el cómo vestir, etc. También los motivos del cambio pueden ser varios; cambio de trabajo o de residencia, aprender otro lenguaje, tener nuevas amistades, sufrir un accidente, etc.
Todo lo anterior se menciona para llegar a afirmar lo siguiente: si alguien tiene que ser o hacer algo, lo va a lograr sin importar que tanto unos terceros lo empujen o lo jalen en el sentido opuesto. Ahora toca relacionar esto con el título de esta semana.
Muchas veces los padres quieren que sus hijos sigan sus pasos o algún camino que ellos consideran el mejor y eso está bien, pero cuando es en forma de consejos y no cuando los obligan a hacer algo. Casos como cuando los fuerzan a aprender algún instrumento o deporte, a vestirse de cierta forma, a dejar de lado ciertas amistades, etc., eso lejos de generarles un bien o apoyarlos a que algo les guste, solo va a causarles animadversión hacia sus padres y enojo hacia tales actividades.
Por ejemplo, conozco un par de personas que no soportan la música clásica porque sus padres los forzaban de pequeños a escucharla o tocarla, también casos de personas que andan en motocicleta simplemente porque sus padres se lo prohibieron con insistencia.
Así que, no importa que hagan lo padres o tutores, si alguien va a ser algo, lo va a lograr con o sin apoyo, de hecho muchas veces ese “apoyo” causa que hagan más rápidamente lo contrario, como el caso de la motocicleta o cuando quieren que estudien cierta carrera.
De hecho en mi caso ocurrió algo similar; cuando tenía alrededor de diez años mi papá me hacía leer el periódico lo cual para mí era totalmente tedioso y al notar mi rechazo, me entregaba notas más grandes para leer, causando que durante mi adolescencia lo último que hojeara fuera un periódico, con el tiempo cambio mi forma de pensar y ahora, casi veinte años después, cada oportunidad que tengo le doy una leída y de hecho escribo en él.
Entonces esta es una invitación a todos los padres, padrinos y tutores a que reflexionen sobre cómo educar a sus jóvenes para que estos crezcan de una forma sana y correcta y no generen apatía hacia cierta actividad desde pequeños. Vaya, como se ha mencionado en semanas pasadas, los libros se deben de leer desde niños con lecturas recomendadas para ellos y conforme van madurando también se van cambiando los libros para leer; pues ocurre exactamente lo mismo con ciertas actividades, conforme vaya creciendo y madurando se acercará poco a poco a ellas, y si no lo hace, ahí intervendremos nosotros para mostrárselas.
Entonces pues, dejemos que la juventud aprenda y se equivoque por sí sola, que así es como deben de aprender, después descubrirán que “más sabe el diablo por viejo, que por diablo” y se acercaran a quien ellos crean más conveniente para pedir consejos y apoyo y si queremos que se acerquen a nosotros, pues eso dependerá de uno mismo y como lleve su relación con el joven.