La caravana de familias desplazadas que pretendían regresar a sus comunidades en la sierra de Leonardo Bravo fue amedrentada por civiles armados, quienes detonaron balazos al aire para prevenir el avance.
El domingo 11 de noviembre, cientos de civiles armados irrumpieron violentamente en las comunidades ubicadas en la ruta de Filo de Caballos, situación que forzó el desplazamiento de más de mil 600 personas, quienes se refugiaron en el auditorio municipal de Chichihualco.
Este sábado, los desplazados regresarían a sus comunidades en una caravana conformada por unos 80 vehículos particulares, con resguardo del Ejército, la Policía Estatal y la Municipal, además del acompañamiento de la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Guerrero (CDHEG) y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
Al pasar por la comunidad de Los Morros se escucharon desde los cerros ráfagas de rifles de alto poder, dirigidas presuntamente contra las patrullas del Ejército y de la Policía Estatal que iban adelante del convoy.
Las camionetas que transportaban a los civiles detuvieron la marcha y retrocedieron.
Los pobladores se resguardaron detrás de las casas, ante el temor de que volvieran a disparar.
Después de unos minutos comenzaron a reunirse en la cancha techada de Los Morros, donde el alcalde Ismael Cástulo Guzmán estableció una reunión con los comisarios para decidir si seguían adelante en la caravana, se quedaban en Los Morros o regresaban a Chichihualco.
Una patrulla de la policía del Estado que iba al frente del grupo regresó a Los Morros y se llevó a la delegada de gobierno Norma Yolanda Armenta y al subsecretario de Gobierno para Asuntos Políticos, Martín Maldonado del Moral, porque los grupos de civiles armados que se encuentran en Filo de Caballos manifestaron su interés de dialogar con ellos.
Hasta las 5pm, los desplazados continuan en los Morros y se desconoce si las autoridades llegaron a algún acuerdo con los civiles armados.