* El responsable de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa reveló que se reunió con el presidente electo y su esposa y le dijeron que “están muy de acuerdo” en sus negociaciones con grupos delictivos para lograr la pacificación de algunos lugares, “y que quisieran replicarlo” en otras partes del país

Alondra García

Después de revelar que varios alcaldes de la región Centro le solicitaron su intervención ante los líderes de la delincuencia organizada para pacificar sus municipios, el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, aseguró que el propio presidente electo Andrés Manuel López Obrador le dijo que está dispuesto dialogar con grupos delictivos que operan en otros estados del país para pactar una tregua a nivel nacional. 
La mañana de este jueves, Rangel Mendoza presidió la celebración patronal en la iglesia de San Francisco. En entrevista al término de la misa, informó que hay “varios alcaldes de la zona” que le pidieron su apoyo ante los grupos criminales. 
El prelado se negó a informar cuántos y quiénes son los presidentes municipales que pidieron su intervención. Únicamente reveló que uno de ellos es el de Chilpancingo, Antonio Gaspar Beltrán.
– ¿Sentará a los narcotraficantes a platicar con los alcaldes?, se le cuestionó. 
-Pues normalmente ellos nunca se sientan… andan de arriba para abajo. Pero lo que se vaya dando que sea por el bien de la gente. En la pacificación todo es válido y ojalá que lo logremos, respondió.
Rangel Mendoza aseguró que López Obrador también avala sus reuniones con los líderes de la delincuencia organizada e incluso pretende replicar ese método en otras zonas de alta violencia en el país.
“Puedo decir que hay buena relación con Andrés Manuel López Obrador y con su esposa también. Me lo han expresado, que están muy de acuerdo en lo que se está haciendo aquí en Guerrero —pactar treguas con grupos delictivos— y que quisieran replicarlo en otro lugar”, destacó el prelado. 
Recordó que hace tres semanas tuvo un encuentro con el presidente electo en Monterrey, en el que lo invitaron a una reunión más cercana. “Me están invitando a que tengamos alguna charla. Yo estoy esperando, él anda muy ocupado igual que yo. Pero hay química con el nuevo gobierno”, destacó. 
El obispo no descartó la posibilidad de invitar a López Obrador a la sierra, para que conozca de viva voz los problemas que enfrentan los habitantes de la región.
También informó que acordó con el gobernador Héctor Astudillo Flores trabajar de manera conjunta para la pacificación de la región. 
Reconoció que meses atrás tuvo diferencias con el mandatario estatal, pero ambos reconocieron la necesidad de trabajar juntos por el bien social. 
“El distanciamiento produce esterilidad y es mejor la reconciliación. Tanto la parte gubernamental como la eclesiástica tenemos un fin común, ayudar a la gente. Podemos hacer más cosas unidos que separados”, expresó. 
El obispo explicó que la Diócesis Chilpancingo-Chilapa cuenta con una estructura de 135 sacerdotes y unas 100 parroquias “extendidas hasta los rincones más lejanos, tanto en la montaña como en la sierra”. 
Además, destacó que los sacerdotes tienen “autoridad moral sobre las personas” para acompañarlas en sus problemas e incidir en los conflictos. 
Rangel Mendoza dijo que el gobernador “me ha pedido ese detalle, que trate con los sacerdotes, religiosas, catequistas, de hacer un plan o un proyecto o que simplemente continuemos trabajando a favor de la paz”. 
– Ahora que se reconcilió con el gobernador, ¿le han pedido desde el gobierno del estado que deje de dialogar con los narcos?, se le preguntó. 
-Ellos están de acuerdo con la labor que yo estoy haciendo. Creo que es el camino que vamos a continuar, haciendo la labor pastoral. Ahorita no importa de dónde venga la ayuda ni de qué color sea, ni la ideología. Lo que importa es tranquilizar al estado de Guerrero, respondió el prelado. 
Destacó que actualmente está enfocado en las negociaciones con “los señores del narcotráfico” que operan entre Tlacotepec y Filo Mayor, “para ver si es posible que haya una tregua”, luego de que se logró una especie de pacto de paz, “pero desgraciadamente se rompió”. 
Por ello, dijo que en las últimas horas se ha reunido con los jefes criminales para que al menos se logre el restablecimiento del transporte público y los servicios médicos y educativos en Filo de Caballos.
Reveló que el miércoles se entrevistó con dos jefes delictivos y que la semana pasada se reunió con otro líder criminal. “Estamos tratando de que haya una tregua. Mi exhortación es que hagamos hasta lo imposible para que se restablezca la paz”, argumentó. 
El obispo aseguró que “con esta guerra estéril entre grupos antagónicos se está creando más pobreza, más inseguridad y la gente está sufriendo”. 
Por esa razón confió en que los narcotraficantes “noten que la gente, en vez de ayudarlos, se les está echando encima; lo tienen que notar, porque cuando pierdan el apoyo de la gente posiblemente lo van a perder todo”, advirtió.