Alejandro Mendoza
La inédita correlación de fuerzas políticas en la 62 Legislatura local permite crear la expectativa de una posible real división de poderes en Guerrero. Y es que siempre ha prevalecido en el colectivo popular la idea de una sumisión del Poder Legislativo al Poder Ejecutivo.
Primero debe entenderse que la división de poderes es un procedimiento de ordenación del poder de autoridad que busca el equilibrio y armonía de fuerzas mediante una serie de pesos y contrapesos. La división tradicional se ha basado en la existencia de tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, que se justifican por necesidades funcionales y de mutuo control.
Además, en los sistemas democráticos se concibe como un complemento a la regla de la mayoría, ya que gracias a él se protegen mejor las libertades individuales. Los formuladores de la teoría de la división de poderes, John Locke y Charles Louis de Secondat (Montesquieu), parten de la necesidad de que las decisiones no deben concentrarse, por lo que, los órganos del poder han de autocontrolarse a través de un sistema de contrapesos y equilibrios.
El fin básico de esta división o separación de poderes, es evitar la concentración de poder en un organismo estatal y que por supuesto llevaría directo al despotismo. Dividir la autoridad pública implica anticiparse al peligro que supondría un escenario político despótico. Fraccionando el poder en diversos organismos, se evita ese panorama y ninguno de los poderes tendrá la capacidad de instalar un régimen autoritario.
Normalmente, el poder máximo recae sobre el Poder Ejecutivo cuando se habla de democracias personalistas, situación que se da en la mayoría de los casos del planeta. Sin embargo, esta importancia del Poder Ejecutivo no puede ser comparada con la concentración del poder en la persona del presidente o gobernador, ya que la presencia de los otros dos poderes es siempre central. En algunos países con larga tradición parlamentaria, como Gran Bretaña, el poder que más importancia tiene es el Poder Legislativo. Para eso, se requiere la estabilidad y gobernabilidad al interior del mismo.
En este contexto, en Guerrero el bipartidismo existente entre las fuerzas del PRI y el PRD en el Poder Legislativo sucumbió con la instalación de la 62 Legislatura local. De las 46 diputaciones locales, el PAN tiene un diputado de representación proporcional; el PRI diez diputados: cinco de mayoría relativa y cinco de representación proporcional; el PRD ocho diputados, cuatro por cada tipo de elección; el Partido del Trabajo, dos de representación proporcional; el Partido Verde Ecologista de México, dos: uno de mayoría relativa y uno plurinominal, y uno de representación proporcional del Movimiento Ciudadano. A Morena le corresponden veinte diputaciones locales, de las cuales 16 corresponden a la elección de mayoría relativa y cuatro de representación proporcional; y su coaligado, el Partido Encuentro Social (PES), se quedó con dos curules de mayoría relativa.
El reto primordial es al interior del Congreso del Estado. Los diputados de Morena de la mano de su coordinador Pablo Amílcar Sandoval podrían propiciar la estabilidad y la gobernabilidad del Poder Legislativo. Sin embargo, la conducción del mismo se pone en riesgo con la posibilidad real de que unan fuerzas el PRI, PRD, PAN, PT, PMC y PVEM, logrando con ello 24 diputados contra 22 de Morena y sus aliados del PES, que éstos últimos han decidido integrarse a la bancada morenista dejando la representatividad de su partido que perdió su registro.
Ya hubo un ligero adelanto con el antecedente del intenso cabildeo que se prolongó por 11 horas, en donde las diferentes fracciones parlamentarias determinaron que el PRI presidirá la Mesa Directiva del Congreso del Estado en el primer año de ejercicio constitucional de la 62 legislatura, y Morena la Junta de Coordinación Política (Jucopo).
Resultado, quizá de que son neófitos en el juego político-legislativo, Morena no logró sumar a los diputados del PRD y el PAN para respaldar a Norma Otilia Hernández Martínez, quien fue propuesta por el coordinador de ese grupo parlamentario y quien a la postre se prevé pueda asumir como cabeza de la Jucopo, pues Pablo Amílcar dejará el cargo para sumir la coordinación del enlace del gobierno federal.
Y aunque la Ley Orgánica del Poder Legislativo prohíbe que el partido que presida la Jucopo también tenga control de la Mesa Directiva, Morena buscó hacerlo y a pesar de su fuerza política, no lo logró y la priista Verónica Muñoz Parra fue electa presidenta para el primer año de trabajos legislativos.
Los diferentes grupos parlamentarios acordaron que Morena presidirá la Jucopo los tres años de la 62 Legislatura, el PRI encabezará la Mesa Directiva el primer año, el PRD el segundo y el PAN el tercero. La agenda legislativa de Morena según Pablo Amílcar se concentra en revisar todo lo necesario para evitar el dispendio de recursos, reducir salarios y transparentar la administración de los presupuestos en los tres poderes del estado.
Lo cierto es que la conducción de la 62 Legislatura local se le puede ir de las manos a Morena, a pesar de la fuerza política que representan y con ello la división de poderes se diluiría. Mientras, los guerrerenses esperan resultados visibles pronto, en corresponsabilidad con los resultados que dieron en la elección del pasado 1 de julio.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz.
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