* Monseñor Leopoldo González, responsable de la Diócesis Acapulco, respaldó la labor del obispo Salvador Rangel al buscar una tregua entre los líderes de organizaciones delictivas

ANA LILIA TORRES

ACAPULCO.— Después de pedir a criminales que “dejen de hacer daño” a los guerrerenses, el arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González, consideró que la labor que hace el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza al reunirse con los cabecillas de grupos delictivos para pedirles pacten una tregua que ponga freno a la violencia, es una alternativa para lograr la construcción de la paz en Guerrero.
Ante los hechos de violencia ocurridos durante la semana pasada, particularmente en este puerto y en la capital del estado, el jerarca católico insistió en su llamado a la conversión a los criminales y dijo que el obispo Rangel se reúne con ellos precisamente para pedirles un alto a esos sucesos.
“Monseñor Salvador siente muy cercana la necesidad de velar por la seguridad en sus comunidades, y tiene la posibilidad de encontrarse con personas que están al frente de estos grupos, porque se cruza con ellos en el camino, y se encuentra con ellos en las comunidades”, externó.
En conferencia dominical, monseñor González González señaló que el obispo de Chilpancingo tiene la posibilidad de reunirse con los jefes de esos grupos que generan violencia para decirles lo que muchos quieren hacerles entender, “que dejen de hacer el mal; basta de tanto crimen, no impidan el paso de la gente, no los agredan”.
Celebró que Rangel Mendoza “puede decirles de frente a ellos esta palabra, este llamado a la conversión y así construir la paz entre nosotros”, porque es lamentable la situación de violencia que no cesa en varias regiones de Guerrero y la pérdida de vidas.
Dijo que un crimen de una persona “es una pérdida para toda la humanidad, cuando se realiza con tanta crueldad, pues pareciera que es para infundir temor y miedo en quienes pretenden que haya ese miedo, pero también se difunde a todos los que sabemos y nos damos cuenta de ello”.
A las víctimas de la violencia les expresó su cercanía, su oración con ellos y su tristeza por lo que están viviendo al haber perdido a sus seres queridos, mientras que a quienes perpetran estos crímenes les hizo un llamado a la conversión, para que “no hagan tanto mal, ya dejen de hacer daño, que es muy grande el daño que causan”.
Llamó a todos los ciudadanos para que en su vida diaria puedan sembrar semillas de paz, para “que en nuestro corazón haya sentimientos de paz, palabras de paz, gestos de paz. Si ha sido así de violenta esta semana, la que iniciamos que cada uno contribuyamos a que tengamos más paz en derredor”, pidió González González.
A las autoridades les dijo que deben seguir en el esfuerzo de investigar, prevenir y no dejar sin justicia los crímenes que ocurren, “que no queden impunes estos actos, eso ayudaría a restablecer el orden de justicia entre quienes perpetran el mal”.
Añadió que “somos testigos de que se hacen esfuerzos en materia de seguridad, pero también somos testigos de estas cosas tan tristes que pasan. Las dos realidades son una verdad”.
Ante ello, señaló que las autoridades deben saber cómo investigar y prevenir que no se den estos casos, porque “ahí es donde veo un punto clave y el otro punto clave es no a la impunidad”.
Al retomar el tema de la intervención del obispo Salvador Rangel con los grupos delictivos, indicó que “ante la situación de violencia que hemos estado viviendo, todos tenemos que hacer algo, al alcance de todos está la oración, tener sentimientos, palabras y gestos de paz”.
Indicó que el obispo de Chilpancingo-Chilapa tiene posibilidad de acercarse a los líderes de esos grupos, mientras que “muchos de nosotros no estamos en esa posibilidad de cercanía porque no nos cruzamos con esas personas o no sabemos quiénes sean”.
Finalmente, monseñor González González dijo que el gobierno tiene su tarea marcada por las leyes en el respeto de las personas y ha de seguir en el empeño de realizarla, lo mejor es sumar en el esfuerzo de buscar la paz.