Alejandro Mendoza
Tomar una decisión siempre debe ser un momento de completa conciencia, responsabilidad y compromiso. Y más cuando de por medio está el destino de un municipio, estado o nación.
El próximo domingo 1 de julio serán las elecciones para elegir presidente de la República, senadores, diputados federales, gobernadores en algunas entidades, presidentes municipales, diputados locales, síndicos y regidores. La decisión que cada quien tome será determinante para el futuro de las generaciones.
Es cierto que siempre amenaza la sombra del fraude electoral, las trampas electorales y toda clase de conductas ilícitas que debieran ser sancionadas por los órganos electorales competentes, pero que en los casos más sobresalientes no ocurre así. Al menos esa es la opinión de la vox populi.
La compra y la venta del voto van de la mano. Y en gran medida inciden en los ánimos de los electores y también en los resultados. No obstante, las constantes campañas de concientización para evitar que tal práctica ocurra, lo cierto es que mientras haya pobreza y necesidad en las familias seguirá prevaleciendo.
Ahora la pregunta es: ¿por quién votar? Obviamente habrá quienes ya tienen bien definido su voto y conforme pasen las horas los indecisos irán tomando su decisión por quien hacerlo.
Muchos expertos del tema hablan del voto razonado, voto consciente, voto útil, voto ciego, voto del miedo, voto cruzado, voto comprado, voto vendido, en fin, una lista que cada vez que hay procesos electorales crece con nuevos conceptos e ideas dentro del desarrollo del proceso democrático.
Lo cierto es que mientras exista la pobreza y la necesidad en las familias siempre existirán el caldo de cultivo para la compra de voluntades y conciencias.
También es cierto que la ignorancia, como parte de un sistema educativo y cultural que ha servido de control del pensamiento popular, ha sido uno de los factores primordiales para la manipulación de la voluntad popular al momento de la elección.
No cabe duda de igual manera que las canonjías, dádivas y toda clase de beneficios y utilidades que se ofrecen durante los tres días de la veda electoral previos a la jornada de la elección, en muchos casos llega a influir en el ánimo de los electorales y hasta se lograr cambiar la decisión que ya se tenía.
El más terrible de los escenarios es cuando el abstencionismo gana, como resultado del desencanto, la decepción o el conformismo popular, al no creer en las elecciones ni en los políticos, pues tal escenario, únicamente favorece a quien tiene la estructura y los recursos económicos para poder llevar a cabo los anteriores escenarios.
El voto es el arma del pueblo que le permite elegir a los gobernantes que quiere. Por eso la expresión cada pueblo tiene el gobierno que merece cobra sentido en el contexto comentado. La realidad es que muchas veces no es el pueblo quien elige, si no quienes manipulan y controlan al pueblo a través del miedo, el dinero, el poder, la coacción y más.
Nada puede hacer un político corrupto o un gobierno corrupto cuando la masa popular se moviliza, cuando la ciudadanía sale a las urnas y cuando los votantes elijen verdaderamente a sus gobernantes.
La invitación es salir a votar el próximo domingo 1 de julio. Voten. Ejerzan su derecho a elegir libre y razonadamente. Dice la expresión popular: recibe todo lo que te dan, pero vota libre por quien creas que merece tu voto. Y así debe ser.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
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