Las puertas del cielo
El negocio de las elecciones

Por: Isaías Alanís

En la cancha electoral a tres cuartos del tiempo de los comicios, el balón electoral ha driblado, rebotado y caído en variables positivas para el puntero, Andrés Manuel López Obrador, y negativas para el aún mediocampista del segundo lugar, Ricardo Anaya.
Desde un call center se ha dinamitado al abanderado de Morena en forma inusual. El objetivo de la estrategia ilegal es minar a los votantes que ya tienen en la bolsa.
Y a Ricardo Anaya le marcaron un penalti riguroso mediante una grabación terrenal y se le cerraron las puertas del cielo de los negocios a futuro en el remoto caso que fuera presidente. El video, Anaya alega fue ordenada desde Los Pinos porque amenazó al translúcido ocupante de meterlo a la cárcel. La respuesta de Ricardo es obvia y una torpe estratagema al señalar que es una maquinación para bajarlo de la moto por las triangulaciones de dinero del queretano radicado en EEUU para que sus hijos no se contaminen con mexicanos nacos, y porque el modelo mexicano le parece, sobre todo en lo educativo y de confort, de la era de las cavernas.

Por las señales enviadas desde Los Pinos, parece inminente la llegada del candidato de Morena; eso mismo piensan los empresarios, antes enemigos jurados del tabasqueño.
En conciliábulo sacado de la manga con los candidatos, los dueños de México doblaron las manitas. No se trata de una capitulación si no de una concertación entre sus intereses inmensos entregados por el gobierno mexicano en manos de priistas, panistas y en algunos estados de perredistas, Partido Verde y Movimiento Ciudadano.
Estos acontecimientos antes inéditos se dan en momentos en que el gasolinazo nos pegó a todos; hay que entrarle a la revisión de reformas estructurales, sobre todo la energética, con los halcones de Trump encima por la negociación del TLC, la violencia y el quiebre de la economía nacional. ¿Será posible encauzar la cuarta transformación de México en estas condiciones tan precarias y limitadas por el proteccionismo bárbaro de los EEUU, permitido y solapado por gobiernos anteriores?

La grabación a un hermano del compinche de Anaya de apellido Barreiro, haciendo tratos con empresarios argentinos, no solo saca a la luz cómo se las gasta la clase política de élite para hacer negocios. Otro ejemplo reciente podría ser Odebrecht, debidamente encriptado para no ensuciar al señor de Los Pinos a una elección pasada y de paso fraudulenta.
Ese video sacó a la luz la realidad de un país generoso en manos de delincuentes. Esto dijo Juan Barreiro: “A través de él (Anaya) se hicieron muchos parques industriales, se cambiaron, se compraron tierras… Él sabía ‘oye, se van a abrir estas tierras a la venta, ¿te interesa?’… Entonces, él pasaba la información de primera mano, cuando se hacía la licitación… Y entonces, de que la tierra costara uno, se cambiaba a que costara 30, y se desarrollaba”. (El País/9/junio/18).

Hoy las puertas del infierno están abiertas, a ver quién podrá cerrarlas en el inmenso cielo mexicano que fotografiara con una genialidad asombrosa Gabriel Figueroa. Los actos de corrupción gravitan en todos los segmentos y puestos de elección popular, y van desde un alcalde, gobernador, secretario, ministros, empresarios y el propio presidente.
El cielo de la corrupción habría que cerrarlo y abrir de par en par los postigos del infierno y castigar a quienes incurren en esa práctica natural en México.

DERROCHE ELECTORAL

El gran negocio de las elecciones no solo estriba en los ilimitados recursos con los que cuentan algunos partidos, todos o casi todos, al margen de la Ley, con un INE domado con las manos atadas y mordaza en la boca. Atomización del espacio visual de espectaculares, tiempo en medios, contratos a compañías encuestadoras, publicitarias, hackers, compra de boots; un verdadero derroche innecesario en un país de pobres. Otra ruta que habría que seguir es la del dinero entregado en lo oscuro al margen de los mecanismos de control que valen –como afirma el filósofo de Cuahuchiles— “una pura y dos con sal”.
Y la otra, la millonada que se gasta en campo raso. Toneladas de circulante a fondo perdido que se entrega a los operadores políticos. Y como esta plata no es comprobada, los operadores gastan la mitad y se guardan la otra mitad. Además del dinero lavado por la delincuencia en las campañas y los amarres que hacen para poder seguir operando libremente.
Esta elección es un a guerra y un gran negocio. Además de las empresas fantasmas, los mismos candidatos crean empresas de publicidad, y ellos mismos se trabajan y le trabajan a los candidatos de su mismo partido o de otros.
Todo es peligroso y redituable en este infierno electoral tan temido y deseado, si se hace la transa con empresarios, hay que redituarles el triple de lo invertido; verbigracia, la estafa maestra; y al crimen organizado cederles puestos de poder económico e inmunidad para “trabajar”. Además de la plata que reciben los dueños de franquicias partidarias que tasan senadurías, delegaciones, diputaciones locales y federales a un precio justo o a una cuota mensual del dinero de los mexicanos otorgado para gasto social.
Es insultante ver en carretas inmensos espectaculares que muy pronto irán a parar a la basura.
Y los más grave es que el costo de la publicidad es con dinero público. Un caso escandaloso, en el paso exprés de la muerte de Cuernavaca, la publicidad del hijo de Graco a la gubernatura –que ya es un caso de dinastía familiar sospechosísima— los espectaculares son una bofetada a los morelenses y mexicanos: Los mismo en meses pasados los del todavía gobernador de Puebla, aparecían en muros, postes, techos de casas, igual que los del actual “candidato del PRD” en el estado de Morelos.
¿De dónde sacaron y sacan ese dinero? ¿La compañía publicitaria que los elabora de quién es? ¿Quién paga las facturas por ese derroche innecesario, absurdo y cínico al doble o triple de su valor?