* El que se dediquen a esa actividad “no los hace delincuentes, porque de eso están subsistiendo”, afirmó Benito Cuenca, vocero de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa

* Dijo estar convencido de que en la Sierra “hay gente muy buena” que “sabe que no puede bajar a lugares más públicos porque la ley está detrás de ellos”

ALONDRA GARCÍA

El vocero de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Benito Cuenca Mayo, respaldó la posibilidad de una amnistía para los sembradores de enervantes arrepentidos y las reuniones del obispo Salvador Rangel Mendoza con quienes se dedican a esa actividad, aunque según el prelado su reunión fue con el jefe de un grupo delictivo.
En entrevista radiofónica, el sacerdote reiteró que la labor del obispo consiste en “platicar, dialogar con estas personas e invitarlas a que dejen esa actividad”, y aceptó que el interés de la Iglesia Católica es “reintegrar a la sociedad” a los sembradores de enervantes, “porque son personas que saben escuchar y hay sentimientos de nobleza en ellos”.
Dijo que el obispo Rangel Mendoza incluso ha platicado sobre la posibilidad de buscar una amnistía para las personas dedicadas a la siembra de marihuana y amapola. “Él ha hablado de amnistía, pero no para todos, no generalizada”, comentó Cuenca Mayo.
Explicó que “hay mucha gente que trabaja” para los narcotraficantes y no puede dejar la actividad “porque de eso vive”.
Por ello, apuntó que la amnistía sólo aplicaría “si ellos se arrepienten, si se comprometen a dejar esa actividad delictiva y ofrecen una actividad más digna para sobrevivir”.
De acuerdo con Cuenca Mayo, los sembradores de enervantes “sí están dispuestos a dejar esa actividad”, por lo cual resulta necesario que los gobiernos federal y estatal implementen “un buen programa de desarrollo social en estas comunidades, porque no les dejan otra opción” más que seguir trabajando en la producción de droga.
Dicha situación, de acuerdo con el sacerdote, “no los hace delincuentes, porque de eso están subsistiendo”.
“Eso es muy triste y muy doloroso y lo ha podido constatar el obispo cuando sube a estas regiones”, anotó.
—¿Habría entonces una especie de perdón para este sector en estos casos?, se le cuestionó.
—Si fuera necesario podría ser. Yo estoy convencido de eso, porque hay gente muy buena allá arriba (en la sierra) y sabe que no puede bajar a lugares más públicos porque la ley está detrás de ellos. Pero ellos no son malos, ellos quieren reinsertarse a la sociedad, dejar esta actividad ilícita y por lo mismo son merecedores de la amnistía, respondió el vocero de la Diócesis.
También se le cuestionó sobre la posibilidad de que las autoridades le otorguen el perdón a los líderes de las bandas delictivas.
“Si el diálogo es sincero, es directo, es con compromiso, yo creo que podría ser. Porque creo que algunos son más radicales, más sanguinarios y ahí ya no cabría esta amnistía. La ley se tiene que aplicar y hay que aplicársela a quienes no están en posibilidades de reinsertarse a la sociedad y alejarse de esta actividad ilícita”, respondió.
El sacerdote también fijó postura respecto a los reclamos de los familiares de víctimas de la delincuencia, quienes reprueban las reuniones del obispo con los grupos dedicados al narcotráfico.
En ese sentido, recordó que también el clero ha sufrido los embates de los criminales. El caso más reciente es el asesinato de dos sacerdotes hace dos meses.
Señaló que, hasta la fecha, la Fiscalía General del Estado no ha entregado avances de la investigación, por lo que el crimen sigue impune.
—¿En estos casos también vale el perdón?, se le preguntó.
—El perdón sí vale, siempre y cuando estén realmente arrepentidos, respondió el cura.
Ejemplo de ello, dijo, fue el Papa San Juan Pablo Segundo, quien perdonó al hombre que trato de asesinarlo e incluso acudió a hablar con él a la prisión.
“Ese hombre termino cambiando de vida. La iglesia está para perdonar y el mejor ejemplo lo tenemos en este gran santo”, sentenció.
Sobre las reuniones del obispo con jefes de grupos delictivos, Cuenca Mayo dijo que éstas continuarán porque el prelado está formado como misionero Franciscano.
“Él va a continuar con su labor porque no está lastimando a nadie, sino más bien favoreciendo a este ambiente de paz que necesitamos en el país y en nuestro estado”, insistió.
También descartó que Rangel Mendoza proporcione datos a las autoridades sobre los grupos criminales, porque “su labor es espiritual y no está obligado a dar información”.
“Que empiecen a analizar las autoridades competentes con la labor de inteligencia, porque el obispo no es ministerio público. Él tiene que realizar su trabajo acorde a su naturaleza, a su ser como pastor”, apuntó.