¿Dados cargados?
Felipe Victoria
Ni modo de no recordar que en 2015 las diferencias de opinión entre Beatriz Mojica Morga y Luis Walton Aburto, impidieron que se concretara la coalición que hubiera podido ganarle la gubernatura al PRI, pero estaba presente en el ánimo como terminaron anticipadamente el mandato de Ángel Aguirre Rivero y el del alcalde de Iguala, José Luis Abarca Velázquez.
Ahora por el tan codiciado Acapulco, vuelven a estrellarse los dos partidos pues el jerarca de Movimiento Ciudadano y el edil Evodio Velázquez Aguirre no se pueden ver ni en pintura y entre irreconciliables se dificulta ese sueño de un FRENTE común.
De todos modos los del partido naranja ya desde antes tienen por candidato a Ricardo Mejía Berdeja, sin importar a quien de los genuinos perredistas o precandidatos externos: Badillo Escamilla Joaquín o Terán Porcayo Marco Antonio, proclamen triunfador en las encuestas desde la CDMX personajes y magnates poderosos.
Muy contrastados los estilos de perredistas como Ramón Almonte Borja y David Jiménez Rumbo, de Illich Lozano con Paco Torres y Víctor Aguirre, que mejor levantó sus canicas y se salió del partido amarillo multifragmentado en tribus y corrientes que no conocen la unidad ni la disciplina partidista.
Por ahorita el panorama electoral del municipio es un fandango donde ni Ricardo Taja tiene seguro nada, porque se enfrentará con Adela Román Ocampo del Morena y Rubén Figueroa del Panal, ¿más los que se acumulen si es que aún se pudiera?
Les comparto mejor unos fragmentos de La inmaculada percepción en Excélsior de la amena VIANEY ESQUINCA:
“Daños colaterales”
“Para muchos, las elecciones se convierten en una guerra entre partidos y candidatos en las que todo se vale, y como en toda guerra, también existen daños colaterales.
Una consecuencia de las elecciones es la desbandada de funcionarios públicos y legisladores que deciden abandonar sus lugares de trabajo en busca de otra chamba, ya sea en algún órgano legislativo o para robustecer la campaña de sus candidatos. Esto es lo que realmente importa, ¿gobernar?, ¿mantener una administración a flote?, eso pasa a segundo término.
En las Cámaras de Senadores y Diputados toda decisión tiene un cálculo político. Como las verdaderas figuras ya tienen algún espacio en las listas plurinominales y los acuerdos se dan en las cúpulas de los partidos, realmente no hay ningún esfuerzo para sacar las iniciativas de la congeladora, a menos, por supuesto, que convenga a los fines electorales.
Lo peor es que a la mayoría de los políticos que dejan sus cargos no se le podrá recompensar o castigar por sus acciones porque los partidos los premiaron con alguna posición plurinominal. ¿Qué pasaría si el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, o el exgobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, tuvieran que enfrentarse a las urnas?
Dirán que es un derecho político que una decida seguir una carrera política; que la ley los obliga a renunciar y nada pueden hacer; “que la gente se lo pidió” o “porque quieren seguir sirviendo a la gente desde otra trinchera”, el pretexto es lo de menos. Lo que es un hecho es que hasta quienes en su momento criticaron a quienes abandonaban sus puestos, como Jaime Rodríguez, El Bronco, han sucumbido a esta necesidad de seguir teniendo poder.
Otro daño colateral que se presenta en todos los procesos electorales es que los partidos políticos y los candidatos utilizan el sistema judicial como una herramienta de ataque. A la menor provocación acuden a la Procuraduría General de la República o a las Procuradurías y Fiscalías locales para denunciar las atrocidades de los candidatos contrarios. Exigen, piden, demandan que a la brevedad se investigue “el enriquecimiento ilícito”, “su relación con el crimen organizado” o algún acto de corrupción recientemente encontrado.
Si de por sí los ministerios públicos están llenos de denuncias y demandas a las que no pueden darles seguimiento, en estas épocas se vuelve ridículamente inmanejable el trabajo que llega. Por supuesto, a los políticos no les interesa esto, el efecto mediático de culpar a los opositores es algo a lo que no renunciarán. Aunque después no le den ningún seguimiento y ni siquiera ratifiquen sus demandas.
Así pues, en las elecciones, además del descomunal gasto que implican las campañas, la espotiza y promesas de siempre a la que son sometidos los ciudadanos y la basura electoral que aparece, existen daños colaterales igualmente graves”. Durita Vianey pues.
-¡Tilín, tilín!!
-Maestra Pizarrina, nada que resolvían el domingo eso de las encuestas perredistas.
-Miren chamacos, es tan importante rescatar del naufragio al bello Acapulco, que mejor optaron porque personajes muy influyentes del centro político del país escojan a quien imponer.
-¿Mancera, Slim y quienes más deciden?
-¡Shhh… cábrense cayones chamacos!, si lo saben no lo digan, todavía que falta lo bueno en las urnas y como quiera, deben esperarse a los escrutinios del primer domingo de julio.
-¿Cree que lleguen ilesos todos los que competirán?
-Pregúntenle a los caracolitos de Igor Petit por publicidad todos los presuntos contendientes van en un empate técnico y ya hasta aburren en las redes sociales.
-¿Están cansando a los electores?
-Por lo menos ya nos hartaron de plano con el mismo tema de la inseguridad y las extorsiones impunes, la basura, el agua y lo de siempre desde siempre.