Alejandro Mendoza
 
La expresión el que quiera ser grande, primero sirva a los demás, tiene mucha profundidad de la perspectiva de lo que el ser humano debiera de priorizar a lo largo de su vida. La realidad indica que la mayoría hace lo contrario.
A muchas personas les gusta que le sirvan, que los atiendan, que los consientan. Este tipo de gente siempre quiere las atenciones, las comodidades, los primeros asientos y las adulaciones. Existen en todos lados.
En la familia comienza este mal cuando a los niños y niñas no se les enseña correctamente los valores y los principios. Al infante cuando comienza a crecer le dan todo lo que quiere porque si no es así comienza el berrinche, y es cuando los niños toman control de los padres, los manipulan, los chantajean y se convierten en padres totalmente permisivos.
Conforme avanza de edad esa persona se acostumbra a que le den todo lo que quiere, que lo atiendan y le resuelvan sus problemas. Se acostumbra que le sirvan porque nadie le enseñó que es más importante servir a los demás.
Los jóvenes de hoy, en su gran mayoría, son personas apáticas a lo que sucede a su alrededor. Comienzan en casa, no levantan ni el plato donde comen, no ayudan a las labores del hogar, no atienden ni su cama. Quieren que todo se lo hagan.
Por eso en todas las áreas de la sociedad se observa que son muy pocas las personas que tienen realmente un corazón y una conciencia sobre la importancia de servir a los demás.
¿A quién no le gusta que le sirvan? Sin ningún miedo a errar se puede decir que a todas las personas les gustaría ser servidas. Sin embargo, debe ser al contrario, la esencia del ser humano debe ser servir a los demás, sin esperar nada a cambio. Ni reconocimientos, ni galardones, ni monumentos, ni halagos.
En la historia de la humanidad ha habido casos excepcionales de mujeres y hombres que dieron su vida al servicio de su país, de su estado, de su ciudad, de su familia, de sus ideales, de su fe, de sus amigos, de los demás.
La ideología social cristiana es la que más practicaron todos aquellos que entendieron el concepto de dar la vida por los demás. En el mundo hay un pensamiento que domina en el sentido de que es más grande el que sienta a la mesa y le sirven, pero de acuerdo con la visión social cristiana es más grande el que sirve a la mesa.
Es sorprendente que hay gente que está en eminencia o en cargos importantes en las diferentes áreas de la sociedad y le gusta enseñorearse sobre los demás. El gran dilema es que muchas de las veces ni siquiera saben a quién sirven, porque esta es una gran verdad: sobre uno grande, siempre hay otro más grande, y sobre éste, otro más.
Sin embargo, un principio que puede hacer que las cosas realmente funcionen como debe ser en beneficio de todos, es que no debe ser así, sino al revés, el que quiera realmente ser grande tiene que convertirse en servidor de todos.
La verdad es que muy pocas personas tienen el valor y el entendimiento para actuar de tal manera, la gran mayoría busca afanosamente ponerse por encima de los demás para que le sirvan, a costa de lo que sea. El mundo da cuenta de esta realidad.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz.
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