* En un comunicado precisó que quienes sobrevivieron al ataque en el que murieron los curas “relatan que al venir de regreso a Taxco rebasaron el carro de los agresores, que fue tras ellos, los alcanzó, les obstruyó el paso y los baleó”

Ana Lilia Torres

ACAPULCO.— La Arquidiócesis de Acapulco expresó su extrañeza por las declaraciones del fiscal Xavier Olea Peláez, en el sentido de que los dos sacerdotes asesinados en Taxco estuvieron, antes del ataque que sufrieron, en el mismo evento al que asistieron tres grupos del crimen organizado, en Juliantla, Taxco.
Además, aseguró que de acuerdo con las versiones de quienes sobrevivieron al ataque ocurrido la madrugada del lunes en Taxco, durante el baile al que acudieron no tuvieron ningún conflicto con nadie, como lo señaló el fiscal.
En un comunicado, las autoridades eclesiásticas agradecieron a las autoridades civiles la ayuda que han dado a los deudos de los sacerdotes Iván Añorve Jaimes, párroco de Las Vigas, San Marcos, y Germaín Muñoz García, de Mezcala, y el cuidado de las personas que resultaron heridas, pero desmintieron las declaraciones del fiscal.
“Con respeto expresamos nuestra extrañeza hacia algunos contenidos de la declaración dada por el fiscal general del Estado”, con relación al crimen de los párrocos.
“Nos parece extraño que personas pertenecientes a grupos delictivos diferentes, portando armas, hayan podido convivir en el baile, sin incidente alguno. No parece ser su actuar ordinario”, señaló la Arquidiócesis.
Mencionó que hay cuatro sobrevivientes al ataque, entre ellos la hermana del padre Germaín, un profesor, un pescador y una química, quienes afirman que no tuvieron ningún conflicto dentro del recinto donde se realizó el baile, como lo informó el fiscal.
“Estos cuatro sobrevivientes relatan que al venir de regreso a Taxco rebasaron el carro de los agresores, que fue tras ellos, los alcanzó, les obstruyó el paso y los baleó”, señala el comunicado de la Arquidiócesis de este puerto.
Sobre las fotografías que aparecieron en las redes sociales donde se ve al padre Germain Muñiz flanqueado por personas armadas y encapuchadas y portando un rifle, señaló que por testimonio del obispo Salvador Rangel fueron tomadas una ocasión en que el párroco de Mezcala pasaba por ese camino para ir a atender comunidades de su parroquia, pero “no son prueba de que este sacerdote se encuentre involucrado en el crimen organizado”.
El asesinato de los sacerdotes “es un hecho criminal que indigna a muchos en la sociedad, en particular a fieles católicos y de otras iglesias que han tenido la bondad de manifestarnos su solidaridad”.
La Arquidiócesis de Acapulco pidió que “sumemos todos nuestro esfuerzo como artesanos de la paz. Con más insistencia oremos pidiendo al Señor la paz. La oración también pone en nosotros sentimientos, pensamientos y gestos de paz. Que conocida la verdad, se actúe en justicia”.