* Salvador Rangel dijo que desde que llegó a la Diócesis Chilpancingo-Chilapa ha procurado dialogar con jefe de grupos delictivos, y aseguró que ellos “quieren la paz, quieren la concordia, no quieren más violencia”

* Admitió que el cura Germaín Muñiz, asesinado en Taxco, es quien aparece en fotos con un ‘cuerno de chivo’, pero consideró que eso es “guerra sucia” contra la iglesia

Carlos Navarrete

APANGO.— Tras el asesinato de dos sacerdotes en Taxco, el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, insistió en que es necesario que las autoridades dialoguen con los líderes de grupos criminales para intentar frenar la ola de violencia que enfrenta el estado.
En una improvisada conferencia de prensa que ofreció al concluir la misa de cuerpo presente del sacerdote Germaín Muñiz García, Salvador Rangel reiteró que él ya ha tenido acercamientos con los jefes de grupos delictivos para solicitarles que se permita trabajar a los párrocos de las diferentes regiones de la entidad.
“Ustedes saben mucho mejor que yo, que los políticos se han sentido ofendidos con esta propuesta que les hago, ellos dicen que no pueden dialogar con esas gentes que están fuera de la Ley, y yo digo que por la paz vale la pena dialogar con quien sea para conseguir este clima de tranquilidad”, argumentó.
A pesar de que su planteamiento no ha hecho eco en las autoridades, afirmó que insistirá en ello, e incluso recordó que cuando llegó a Guerrero una de sus primeras acciones fue buscar a los líderes criminales para hablar con ellos, esto ante las denuncias de algunos párrocos que le informaron que sufrían amenazas de la delincuencia.
“Eso fue lo que yo hice llegando a la Diócesis y he procurado abrir esos diálogos con ellos, porque incluso por parte del crimen organizado ellos muchas veces, me lo han dicho, quieren la paz, quieren la concordia, no quieren más violencia, eso me lo han dicho, ellos reconocen que son narcotraficantes, pero no quieren ser sicarios”, aseguró.
-¿El diálogo que usted ha tenido con esas personas ha dado resultados?- se le preguntó.
-Al menos en algunas zonas yo he podido estar tranquilo y en paz, lo mismo la labor de los sacerdotes ha estado fructífera, ha estado en paz, yo creo que ese diálogo que hemos tenido por lo menos nos sostiene hasta ahorita, respondió.
Cuestionado sobre si la iglesia tiene identificadas zonas de riesgo para la labor de los sacerdotes, Rangel Mendoza ironizó comparando a Guerrero con un alacrán: “dígame ¿un alacrán que parte buena tiene? Donde quiera que pise hay peligro, y hay dificultades aquí en Guerrero y muchas partes de México”.

Existe ‘guerra sucia’ contra los sacerdotes, denuncia

Respecto a las fotografía que se han difundido en redes sociales, en las que se observa al sacerdote Germaín Muñiz portando un rifle de asalto AK-47 (cuerno de chivo) y posando junto a hombres encapuchados y armados, indicó que se trata de una guerra sucia en contra de los presbíteros que fueron asesinados.
“Yo pienso que es guerra sucia, no sé de quién (…) Es guerra sucia, enemigos de la iglesia, enemigos personales que se valen de esto para echar lodo y echarnos tierra”, insistió.
Salvador Rangel confirmó que el de las imágenes es el sacerdote Germaín, pero dijo que son fotografías viejas que la propia víctima compartió hace tiempo, y aunque aceptó que esa acción fue una imprudencia, explicó que el presbítero necesitaba tener acercamientos con el grupo delictivo que opera en Mezcala, donde está la parroquia que tenía a su cargo, para que se le permitiera trabajar.
“El padre se tuvo que relacionar porque en Mezcala están las minas y el padre tuvo que buscar la manera de poder trabajar. Él tuvo que atravesar todos esos territorios donde están los narcotraficantes, él tenía que saludarlos, tenía que dialogar con ellos, porque debía pasar por sus territorios”, explicó.