* La Diócesis de Chilpancingo-Chilapa apremió a las autoridades estatales, particularmente a la Fiscalía General del Estado, a realizar una “investigación clara, precisa y pronta” por el homicidio de dos sacerdotes en Taxco

ROSARIO GARCÍA / JESÚS SAAVEDRA

La Diócesis de Chilpancingo-Chilapa apremió a las autoridades estatales, particularmente a la Fiscalía General del Estado, a realizar una “investigación clara, precisa y pronta” por el homicidio de dos sacerdotes en Taxco y aseveraron que se sienten “intimidados” por esos hechos de violencia.
Este lunes, los sacerdotes Benito Cuenca Mayo, Jorge Amando Vázquez Rodríguez y Agustín Beltrán Flores ofrecieron una conferencia para condenar el crimen de los presbíteros Germaín Muñiz García e Iván Añorve Jaimes, ocurrida ayer por la madrugada.
Informaron que el padre Germaín Muñiz García, originario de la comunidad de Pantla, municipio de Mártir de Cuilapan, era párroco de la parroquia de San Cristóbal en la comunidad de Mezcala, municipio de Zumpango y pertenecía a la diócesis de Chilpancingo-Chilapa.
En tanto que el padre Iván Añorve Jaimes estaba asignado a la parroquia de La Sagrada Familia en la comunidad de Las Vigas, municipio de San Marcos y pertenecía a la Arquidiócesis de Acapulco.
Cuenca Mayo dio lectura a un comunicado donde informó que “las causas del asesinato de nuestros hermanos sacerdotes están siendo investigadas por las autoridades competentes y confiamos que pronto serán esclarecidas”.
También condenaron “estos lamentables acontecimientos que enlutan a nuestra provincia eclesiástica de Acapulco”, añadió el vocero de esta Diócesis.
Finalmente encomendaron “el alma de nuestros hermanos sacerdotes, rogando a la comunidad católica sus oraciones y a sus familiares el pronto consuelo por la pérdida tan lamentable de sus seres queridos”.
El sacerdote dio a conocer que el obispo, Salvador Rangel iba camino a la Ciudad de México acompañando a unos peregrinos de la zona Norte de la entidad y que lamentaba esos asesinatos.
Dijo desconocer las causas o los motivos por los que ambos sacerdotes estaban en esa zona de Taxco donde fueron asesinados, “no podemos especular, se están investigando las causas de este suceso, las autoridades tendrán que dar respuesta a estas situaciones, ya lo dirán las investigaciones, no tenemos ningún reporte de qué haya sucedido, la información está corriendo y no queremos especular nada hasta no estar completamente de acuerdo”.
Indicó que están viendo la “conveniencia” de salir a las calles a protestar por estos asesinatos y dio a conocer que el sacerdote, Germaín Muñiz sería trasladado en el transcurso de este lunes a su comunidad de origen en Pantla y este martes al mediodía se llevarían a cabo sus funerales”.
El padre Benito Cuenca aceptó que la labor en el sacerdocio, “siempre es de riesgo, nos implica nuestra labor pastoral estar en una situación de violencia y cada uno de nosotros debe de tomar las precauciones que sean necesarias”.
Señaló que su “labor pastoral a veces nos mueve, y cómo está la situación todos estamos en situación de riesgo, amenazas siempre ha habido contra los sacerdotes de ellos en particular no sabemos, por eso los invitamos a nuestros hermanos a que estén alertas”.
Se quejó que hayan sido asesinados, “porque no le hacían mal a nadie, serán las investigaciones los que darán resultados, si fuera el caso el gobierno realiza las investigaciones, confiamos en las autoridades competentes que van a esclarecer esos hechos”.
Añadió que el obispo les pidió “solidarizarnos con familias e iniciar una jornada de oración y pedirle a la comunidad católica que se una a esta jornada de oración, exhorto a las autoridades pero no podemos dar línea les pedimos que haya una investigación clara, precisa y pronta”.
Durante los últimos 3 años, por lo menos seis sacerdotes han sido asesinados de manera violenta en Guerrero, dos pertenecientes a la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, tres de Ciudad Altamirano, uno perteneciente a la Diócesis de Acapulco.
Uno de ellos, africano, originario de Uganda, John Ssenyondo, quien fue privado de su libertad el 30 de abril del 2015 por un grupo armado y siete meses después fue encontrado en una fosa clandestina en Ocotitlán, municipio de Zitlala.