* Unas 30 viviendas construidas en la barranca El Tule, al poniente de Chilpancingo, quedaron inhabitables o en grave riesgo de venirse abajo debido al derrumbe de una ladera

 

* Sus moradores fueron desalojados y trasladados a un albergue temporal

 

Gilberto Guzmán

 

Elementos de Protección Civil estatal evacuaron a unas 30 familias cuyas viviendas quedaron inhabitables o en grave riesgo luego del desgajamiento de un cerro ocurrido en la madrigada de este domingo, en las inmediaciones de la barranca El Tule, entre las colonias Obrera y El Mirador.

La dependencia confirmó ayer que se registró un deslizamiento de tierra inestable en la parte alta de la colonia Mirador y colapsaron diez viviendas edificadas sobre esa barranca, zona considerada de alto riesgo ubicada al poniente de Chilpancingo.

Indicó que después de recibir el reporte, de inmediato el personal operativo de Protección Civil se trasladó a la zona del deslave para atender a la población afectada y descartar cualquier otro riesgo que pudiera afectar la integridad física de los vecinos.

Luego de evaluar las condiciones físicas del terreno y de limitar la zona de riesgo, se determinó evacuar de manera preventiva a un total de 16 familias, unas 85 personas entre niños y adultos, que habitaban cerca de donde se originó el deslizamiento de tierra.

Personal paramédico atendió a tres personas que presentaron cuadros de crisis nerviosa, debido al susto que les generó el derrumbe de tierra y el colapso de las viviendas.

Con el apoyo del personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), Policía Federal, Secretaría de Seguridad Pública y la Coordinación de Protección Civil y Bomberos del municipio de Chilpancingo, se apoyó en la evacuación preventiva de las 16 familias, que fueron trasladados a las instalaciones del SUSPEG, habilitadas como refugio temporal.

De acuerdo con testimonios de los afectados, alrededor de las 03:00 horas de este domingo un fuerte estruendo los despertó debido a que el cerro comenzó a desgajarse, por lo que comenzaron a evacuar sus viviendas, algunas de las cuales quedaron literalmente inhabitables.

Don Guillermo, uno de los vecinos afectados, al borde del llanto daba vueltas afuera de su casa colapsada y trataba de darle ánimos a su familia, pero por momentos su actitud se derrumbaba, igual que su modesto patrimonio.

La estructura de casa de dos niveles crujía, una y otra vez, mientras se inclinaba hacia un lado y decenas de vecinos desalojaban a prisa sus viviendas.