* Monseñor Leopoldo González dijo que erradicar la violencia no depende solo de quienes “exponen su vida para cuidarnos”, sino de que cada ciudadano procure hacer el bien y no el mal

 

Ana Lilia Torres

 

ACAPULCO.— La violencia que padece el estado de Guerrero representa un desafío no sólo para las autoridades, sino para la sociedad en general, que debe contribuir a erradicarla y a generar un entorno de mayor seguridad, planteó el arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González.

El prelado católico expresó que le causa dolor el grado de violencia que ha visto en el puerto de Acapulco y particularmente el crimen de una familia completa de panaderos, ocurrido en la colonia Bella Vista, el pasado 6 de septiembre.

Expuso que para acabar con la violencia es necesaria la policía, pero también depende de una decisión personal de cada ciudadano procurar hacer el bien y no el mal.

En conferencia de prensa, el clérigo señaló que disminuir la violencia es un desafío que compete no sólo a las autoridades, sino “a todos nosotros, porque todos debemos sentar las bases” para un entorno social con seguridad.

“La seguridad no puede basarse solamente en fuerzas externas, cierto que son necesarias; a quienes exponen su vida para cuidarnos les agradezco, pero la fuente de seguridad está en cada uno, para hacer el bien”, indicó monseñor González, quien añadió que es por eso que la iglesia busca intensificar la evangelización, que cambia el corazón del hombre y lo aleja del mal, señaló el representante religioso.

Dijo que también se propone acercarse a las víctimas para ayudarlas a sanar su dolor y que no brote la fuente de venganza, porque eso genera mayor violencia.

Ante la violencia, en lo primero que se ocupan es en el agresor y dejan de lado a las víctimas, cuando éstas deben tener prioridad para sanarlas y no nazca en ellas el deseo de la venganza, apuntó.

El arzobispo dijo que uno de los peores males que pueden experimentar los seres humanos y las comunidades es la pérdida de la esperanza.

“Uno de los principales empeños de la iglesia de Acapulco en los próximos años que están por venir es anunciar y testimoniar la terapia de la esperanza”, expresó.

El arzobispo de Acapulco señaló que “mi anhelo es que todas las comunidades y sacerdotes nos acerquemos, escuchemos, acompañemos y consolemos a todos los que sufren, a fin de llevarles un mensaje de esperanza”.