* “No creo que sea el representante de Dios si nos califica de vengativos, peleoneros y matones, para mí representa más lo maligno, para mí representa más al diablo”, dijo el ex diputado

 

Jesús Saavedra

 

El dirigente de la Liga de Comunidades Agrarias y Campesinas y ex diputado local por el partido Movimiento Ciudadano, Evencio Romero Sotelo, consideró que el Consejo del Episcopado Mexicano (CEM), debe considerar en serio la remoción de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa del obispo Salvador Rangel Mendoza, por calificar a los guerrerenses de “vengativos y peleoneros”.

Calificó de “desafortunadas y agresivas” las afirmaciones del obispo Rangel Mendoza, quien sostuvo su particular definición de los guerrerenses durante su homilía dominical en la catedral de La Asunción de María, en la misa que ofició por el octavo aniversario del asesinato del político perredista Armando Chavarría Barrera, la tarde del pasado domingo.

Sostuvo que con esa posición, el obispo “está atacando a los guerrerenses; el calificarnos como ‘vengativos y peleoneros’ es un agravante que nos debe unir a los guerrerenses” para exigir que el Rangel mejor se vaya a otro lado.

Criticó que alguien que se ostente como “representante de Dios venga a confrontar a los guerrerenses diciendo que somos peleoneros, vengativos y matones, ¡esa es la percepción que tiene ese representante de Dios!”.

Consideró que ese tipo de adjetivos para los guerrerenses “es una mentada de madre a todos nosotros, y decir que a quien no está de acuerdo con el sistema lo matan ¡es una soberana estupidez!”

En ese sentido, sostuvo que es necesaria la intervención inmediata del Episcopado Mexicano, a quien “le debemos exigir la salida de este señor. Si él no está a gusto aquí en Guerrero y nos califica de ‘vengativos, peleoneros y matones’ ¡pues que se vaya!”.

Consideró que sus afirmaciones representan “una ofensa grave, ¡son estupideces!, y no creo que sea el representante de Dios. ¡Para mí representa más lo maligno, para mí representa más al diablo!”

Romero Sotelo indicó que el obispo Rangel Mendoza sólo utiliza a la iglesia para “confrontar a los guerrerenses” en lugar de ayudar a la conciliación, la unidad y el bienestar de todos los católicos. ¡No para venir a decirnos que somos unos cabrones!”

Puntualizó que el artículo 130 de la Constitución limita la actuación de los representantes religiosos y “estas declaraciones deben de turnarse a la Subsecretaría de Asuntos Religiosos del gobierno federal”.

Recordó que en su tiempo promovió quejas contra el obispo de Acapulco, Carlos Garfias Merlos –hoy obispo de Morelia, Michoacán— por su “intromisión y financiamiento” a opositores al proyecto de la presa hidroeléctrica La Parota y también contra el obispo de Tlapa, Alejo Zavala Castro, porque con su aval sacerdotes de la Montaña estaban entregando armas a grupos armados.

“Pero me dejaron solo… hay que unirnos los guerrerenses y exigir la salida de este obispo” (Rangel Mendoza), finalizó.