* ¿Hasta cuándo el pueblo seguirá soportando el cinismo y la complicidad de la que han hecho gala varios de los diputados locales?
Isidro Bautista
Son verdaderamente sorprendentes las posturas que se adoptan en asuntos que debieran ser de incumbencia y responsabilidad de todos los diputados, pues es de entenderse que en una institución reservada para defender y preservar los intereses elevados de la colectividad, adquieran inclinaciones sectarias y algunas veces servilistas que atienden intereses exclusivos y a todas luces contrarios de moralidad universal.
De la infinidad de casos que aquí se podrían referir, que han sido tratados en el Congreso del Estado, y que han dejado en clara evidencia su escasa calidad y ausencia de compromiso con el pueblo, bastaría recordar tres casos:
1.- El jaloneado y manoseado asunto del municipio de Mártir de Cuilapan, en donde después de la infinidad de demandas en contra de la presidenta municipal y después de haber ordenado la aplicación de una auditoría financiera y física, ésta arrojó muchas irregularidades, lo que hasta la fecha ha motivado conflictos delicados, por lo que se ha dado una “inexplicable” protección de la fracción legislativa del partido político que la llevó al poder, de tal forma que hasta la fecha no se ha dado ningún resultado contundente sobre la sanción que el pleno del Congreso hubiese dictado. El costo político ha sido muy considerable, pues actualmente no existe autoridad. La ciudadanía ha perdido no sólo la esperanza sino también la confianza, y el deterioro de la institución se ha hecho evidente.
2.- La propuesta de eliminar el “fuero constitucional” para los servidores públicos fue rechazada por la mayoría de los diputados sin justificar causas o dar argumentos de peso; sin embargo, su no aprobación causó molestia y decepción en la ciudadanía.
El poder público debe estar cimentado sobre principios de honorabilidad, en donde los actores estén ajustados a la observancia de la honestidad y la rectitud, pues hoy se ha agotado la paciencia y la tolerancia del pueblo, ante el abuso exacerbado de quienes han hecho del servicio público un modus vivendi plagado de corrupción y de enriquecimientos groseramente desmedidos.
Los desorbitados salarios de los diputados —pudiera pensarse— pasan por el encubrimiento del fuero constitucional y se colocan en la línea del privilegio de unos cuantos.
¿O habrá quienes oculten conductas de alta delicadeza, pues es extraño que no hubiese prosperado esta iniciativa, la que el pueblo seguramente aplaudiría?
3.- La auditoría a CAPAMA, institución responsable de dotar y distribuir agua potable al municipio de Acapulco.
Históricamente ha venido funcionando con infinidad de irregularidades, como consecuencia de que en su larga vida la ha dirigido gente improvisada y con afanes de ambición, lucro y abuso, que la han colocado en eterno entredicho de escándalo y corrupción.
La ciudadanía reclama hoy claridad absoluta en el manejo de los recursos de CAPAMA, y que se castigue a los culpables del quebranto financiero, porque éste no es de hoy ni de hace dos años. Su elevado déficit se arrastra desde hace más de 20 años, y existen nombres y apellidos de cada uno de quienes en su momento contribuyeron a su quiebra.
El hecho de dirigir la auditoría únicamente a la actual administración sonaría risible y ridículo, pues hay condiciones para exigirles, mínimo, la reparación del daño o bien la aplicación de la acción penal.
Es irrisorio conformarse con una auditoria parcial. Debe exigirse una auditoría integral, y que el pueblo sepa con claridad diáfana quienes son los verdaderos responsables de la quiebra de CAPAMA.
Señores diputados, ¿deberán esperar el juicio de sus representados?
isidro_bautista@hotmail.com