Isidro Bautista

 

En próximos días la asociación civil “Por un mejor Guerrero” habrá de cumplir 7 años de fundación en la vida social y política del estado, a la que habría que reconocerle su activa existencia y que han logrado mantener un ritmo sostenido y altamente positivo.

Independientemente de las razones que le dieron origen, ha tenido el acierto de hacer cumplir con responsabilidad los postulados estatutarios que han marcado su propia existencia.

  • Promover una nueva cultura política, sustentada en los valores de la democracia y en la vigencia plena del Estado de derecho;
  • Propiciar el arribo de los mejores hombres y mujeres a los cargos administrativos y de elección popular;
  • Convertir a la política en un auténtico instrumento de servicio a la comunidad;
  • Vigilar que los servidores públicos actúen con honestidad, eficacia y eficiencia; y
  • Fomentar la participación de la población en los asuntos de interés público.

Producto de estos grandes objetivos es como han mantenido con cierto rigor su vigorosa participación en los asuntos de alto interés de la sociedad, actuando invariablemente con prudencia y sin vacilaciones, e inspirados siempre en una razonada toma de decisiones que ha tenido como firme referencia el sentir mayoritario de los guerrerenses en la búsqueda infatigable de un mejor destino.

Los primeros pasos dados por los iniciadores de esta asociación se dieron hace un poco más de 12 años, habiendo declarado oficialmente su solidaridad con el ejercicio de gobierno de René Juárez y que al final de su gobierno se abría un nuevo proceso de elección y de quienes en ese entonces se disputaban las gubernaturas del estado: Zeferino Torreblanca y Héctor Astudillo; este último investido con las mejores prendas políticas y sociales y con una reconocida trayectoria fue considerado como el mejor y quien se apegaba a los postulados de la asociación de referencia y sin dudar, asumieron un papel responsable en la búsqueda del voto a favor del hoy mandatario.

En definitiva Zeferino resultaba ser un extraño en varias regiones del estado y sus referencias eran escasamente convincentes.

El balance de ese ejercicio de gobierno resultó nada halagador para los guerrerenses y sin ninguna trascendencia.

Organizados formalmente como asociación civil, hace un poco más de 7 años, y habiéndose sembrado la esperanza por parte del Comité Ejecutivo Nacional del PRI de que el candidato saldría de la aplicación sistemática de una serie de encuestas, esto resultó engañoso, pues tomó por sorpresa la decisión tomada por la cúpula, considerada apartada totalmente del compromiso contraído, lo que ocasionó una fuerte ruptura de miles de priistas con su organización política y quienes demostraron su desacuerdo con aquella desafortunada decisión.

La desatención de esa ruptura, la falta de sensibilidad y la excesiva confianza de pretender ganar sólo con “el voto duro”, ocasionó un fuerte revés, lo que lastimó sensiblemente la unidad del partido.

Sin embargo, hace dos años con mayor madurez, con mejor experiencia, con una sólida formación social y política, sin prejuicios, sin odios y con una firme visión para luchar por la unidad y la fortaleza para hacerle frente a los problemas de Guerrero la AC, que encabeza Raúl Salgado Leyva, tomó una decisión.

Es así como surge nuevamente la figura de Héctor Astudillo Flores, quien generó confianza y optimismo, y convencidos de que no había mejor personaje con las virtudes y cualidades para hacerle frente a la compleja y elevada problemática que padecía el estado.

Convencidos de estos valores, ahí estuvo y seguirá estando la acción responsable, solidaria, firme y profesional de los integrantes de la AC “Por un mejor Guerrero”.

Conocedores de los actores políticos, de sus fortalezas y defectos, de su consistencia y de lo valioso de sus propuestas, la asociación vio desfilar por sus oficinas a los diversos aspirantes a la gubernatura del estado, a quienes, después de una seria valoración y escrupuloso análisis determinaron que Héctor Astudillo Flores era quien reunía las más apreciadas virtudes para hacerle frente a los graves retos que enfrentaba y enfrenta el estado.

A 7 años de la conformación de esta AC, se aprecia que quizá no en toda su justa dimensión, pero se valora su enorme capacidad para mantener su unidad, su cohesión, su permanencia y, sobre todo, la sólida convicción de cómo encamina sus loables acciones en beneficio de la colectividad. Fin