* Rafael Valencia, encargado de la Arquidiócesis de Acapulco, expresó su solidaridad a familias de reos muertos el jueves pasado y dijo que en necesario mejorar el sistema penitenciario del estado

 

ANA LILIA TORRES

 

ACAPULCO.— “La población no puede vivir inmersa en esta espiral de violencia que poco a poco ha venido dañando a las familias”, expresó el administrador de la Arquidiócesis de Acapulco, Rafael Valencia González, con relación a la muerte de 28 internos en una riña suscitada el jueves pasado en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de este puerto.

El clérigo llamó a la sociedad a integrar un frente común contra el flagelo de la violencia y se pronunció al mismo tiempo porque mejoren las condiciones del sistema penitenciario en Guerrero.

Anunció además que el próximo 29 de agosto se llevará a cabo la ceremonia de toma de posesión de monseñor Leopoldo González González, como arzobispo de la Arquidiócesis de Acapulco, luego de ser nombrado recientemente para este cargo por el Papa Francisco.

Sobre lo acontecido en el interior del Cereso, donde una riña dejó un saldo de 28 muertos y 3 heridos el jueves pasado, expresó que es “un hecho muy lamentable que nos hace reflexionar una vez más sobre la necesidad de promover una sociedad libre de violencia y encaminada a defender y promover la vida, y para ello se hace necesario seguir en el esfuerzo de generar condiciones para la paz”.

Consideró que “la población no puede vivir inmersa en esta espiral de violencia que poco a poco ha venido dañando a las familias y el tejido social, provocando un gran dolor que se ha visto reflejado en las diversas expresiones de violencia, de las que somos testigos día con día”.

Valencia González dijo que en la Iglesia católica “nos solidarizamos con la pena de quienes lamentablemente perdieron a algún familiar durante estos hechos y al igual que la sociedad en su conjunto, nos pronunciamos porque realmente alcancemos un sistema penitenciario en mejores condiciones, que contribuya a una verdadera reinserción social” de quienes delinquen.

“Como Iglesia lamentamos profundamente la pérdida de vidas humanas y consideramos que se requiere un gran frente común para poder combatir este flagelo que daña gravemente a toda la comunidad”, enfatizó.

No se trata tan sólo de buscar medidas correctivas que castiguen los malos comportamientos, sino de un proceso integral en el que las familias contribuyan a una formación integral, inculcando los valores, planteó.

Señaló que la prevención es un punto muy importante para evitar que se sigan dando estos casos a los que, lamentablemente, parece que nos hemos acostumbrado y los vemos con toda normalidad.

“Estos acontecimientos tan violentos nos hacen ver una pérdida del valor de la vida, que no se ve como algo sagrado, que hay que respetar, valorar y promover, sino que, por el contrario, se atenta con facilidad destruyendo la vida, lo cual hiere profundamente a la humanidad”, externó.

Ante este problema, destacó que la Iglesia contribuye mediante un trabajo de concientización y proyectos específicos para evangelizar a aquellas personas que están purgando alguna condena así como a sus familiares, para poderlos reintegrar a la sociedad, y promoviéndoles en su dignidad de personas.