* Salvador Rangel, responsable de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa explica su repentino silencio sobre temas de seguridad y narcotráfico

 

Alondra García

 

El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, reveló que decidió guardar silencio sobre sus reuniones con los líderes de grupos del narcotráfico y la colusión que existe entre estos y algunos funcionarios, porque los partidos políticos lo estaban utilizando para “llevar agua a su molino”.

En entrevista, el jerarca católico aclaró que su silencio no se debe a un pacto con el gobierno estatal.

Cuando se le cuestionó sobre las críticas del PRD y Morena ante su determinación de evitar el tema en los medios de comunicación, Rangel Mendoza respondió: “Yo no he pactado con nadie. Fue mi decisión guardar esta tregua. Los grupos políticos quieren llevar agua a su molino. No quiero crear polémica, no quiero crear enemistades y menos que me estén utilizando”.

Indicó que su objetivo es poner “todo lo que esté de su parte” para abonar a la paz, ya que “algunas personas estaban nada más amarrando navajas”.

“Esto iba creciendo más y más, y por eso decidí hacer una tregua de guardar silencio para que esto se vaya calmando, porque ustedes saben que la inseguridad continúa en el estado de Guerrero, el narcotráfico y sobre todo la impunidad, que es lo que da más tristeza. A veces la gente se ha sentido tocada, ofendida por este detalle”, explicó el obispo.

Por ello, dijo, con su silencio quiere “contribuir a la paz y no crear enemigos, sino también amigos”.

“Yo hice una promesa de una tregua y la quiero respetar”, respondió ante la insistencia de los medios.