La Ingobernable no es invisible
Felipe Victoria
Muy contentos los acapulqueños con tantos eventos lucidores en el mágico puerto, que por más que le hacen no logran destruir.
Los lugareños acostumbrados a todo y ya sin la capacidad de asombro, obviamente prefieren escuchar cosas buenas y agradables, que de cosas malas se topan con ellas a cada rato por dondequiera.
A pesar de todo, la buena imagen de Acapulco, aunque sea para los benditos turistas, ha sido una preocupación constante de todas las administraciones municipales, estatales y federal, porque este municipio y puerto siguen siendo el ícono mundial de México, más la famosa Quebrada que Teotihuacán pues.
Qué padre que se organizara de nuevo un tianguis turístico, que fue tradicional y lo modificó a itinerante aquel presidente Felipe Calderón, enojado por la rampante inseguridad con la pésima policía municipal.
Tanta gente de fuera y hasta del extranjero que vino al evento en la zona imperial diamante, si acaso se asoma por el Acapulco tradicional lo verá presentable, igual que la marabunta que siempre viene en la Semana Santa.
Del Tianguis no puedo comentarles nada, porque a donde se nos discrimina y obstaculiza para poder asistir, es algo que debe ser cabalmente correspondido; mejor me voy a mis temas preferidos que de algún modo atañen y afectan a todos los mexicanos.
Claro que para nadie es un secreto cierta consigna de “no pelar” el esfuerzo cinematográfico de realizar la teleserie corta “La Ingobernable”, con la híper famosa y hermosa Kate del Castillo, que ahora debuta en papel de heroína, dejando atrás su encasillamiento como narcovillana.
La trama y argumento de la nueva teleserie, que dudo se exhiba gratis nunca en lo que resta del sexenio, obviamente no pierde el tufillo del Cine del grupo de cineastas lopezobradoristas de Argos, Luis Estrada y Epigmenio Ibarra, que llevan unos cuatro filmes duros como La Ley de Herodes, Un Mundo Maravilloso, El Infierno y La Dictadura Perfecta, sí, de nuevo para pegarle de colazo de lagarto al partido tricolor no tan disimuladamente.
Pero hemos de aclarar que se trata de una mera ficción de novela negra, con similitudes y coincidencias desafortunadas con circunstancias reales, pero en que se filmaron escenas disque en Los Pinos y en el Zócalo con Palacio Nacional de fondo.
El golpe mercadotécnico comienza con que “murió el presidente Diego Nava arrojado desde un balcón del Gran Hotel y se desparece la primera dama Emilia Urquiza, convirtiéndose en la primer sospechosa natural porque se andaban divorciando.
Con resabio a Hitchcock y Agatha Christie llevan al espectador de la mano al filo de su asiento por quince capítulos, demostrando que tramas policiacas son bien llevadas y hasta mejor que en Hollywood, sin pichicaterías en producción y efectos especiales, o maquillaje de lesiones a los personajes de la trama.
Logran enredar al espectador haciéndolo sospechar de muchos a sabiendas que la heroína de la película es inocente, pero tendrá que sacar agallas para demostrarlo como sea.
Al final, cuando quienes la miran creen haber encontrado al mero culpable se llevan un palmo de narices, pero concluyen con un resultado que deja mal a la CIA, a las fuerzas armadas y sobre todo a la narcopolítica y la justicia podrida del país, con desaparecidos a la fuerza y toda la cosa.
Resulta que la clave de asesinar al presidente fue que lo descubren con el discurso que planeaba decir pidiendo disculpas al pueblo y decidiendo poner en orden las cosas drásticamente.
Ese capítulo resulta trascendental por tan parecido a nuestra realidad, pero muy lastimoso para todos; obviamente enfurecerá a más de tres altos funcionarios que pudieran verse retratados, pero los productores y realizadores le ganaron a la censura previa oficial trabajando muchas horas, días y semanas desde fuera de México.
¿Consecuencias? Se intuye que las pudiera haber, pero evitar que el pueblo mire la serie por televisión de paga es inevitable por el sistema de Netflix.
-¡Tilín, tilín!- Suena la campanita escolar.
-Maestra Pizarrina, ¿dónde se metió el fin de semana?
-Me la pasé encamada con mi viejo en casita chamacos, pegados a la compu viendo “La Ingobernable”.
-Donde dicen que hace un buen papel Kate del Castillo, ¿la villana imaginaria que tanto acosó la PGR de Arely Gómez?
-¡Shhh… cábrense cayones chamacos!, ya vimos que no haber logrado encarcelar a la actriz disque por tequilera, acabó costándole la chamba en esa dependencia a la exprocuradora efímera.
-Ejele teacher, pero le dieron de consolación la Secretaría de la Función Pública.
-Cuestión de criterios y taparle el ojo al macho chamacos.
-¿Cuándo cambiará ese sistema profesora?
-Yo creo que ni llegando el Morena al poder en 2018. Cuando dos sexenios tuvimos al PAN en Los Pinos, todo se puso peor con los montajes en escena, el matadero y la desaparición de personas con el crecimiento geométrico del narco.
-¿Con AMLO qué pasaría profesora?
-¡Ujule!, vociferar no es lo mismo que gobernar, chamacos.
-¿Nos recomienda que busquemos esa teleserie por el Internet?
-Por su cuenta y riesgo, yo no he dicho nada, pero creo que es de suscribirse a Netflix, chéquenlo en el cibercafé donde acostumbren ir.
-Chance y sea de esperarnos tantito a que circulen los discos pirata, ya ve que los puesteros casi todos son gente del Peje.