* Galenos del Hospital General denunciaron que son víctimas de insultos y amenazas de familiares de personas heridas que atienden en ese nosocomio, por falta de insumos y medicamentos
ANA LILIA TORRES
ACAPULCO.— Médicos del Hospital General de Acapulco protestaron la mañana de este lunes para condenar el asesinato del doctor traumatólogo Héctor Paul Camarena Hernández y exigir mayor seguridad para el personal de este nosocomio, debido a las amenazas constantes que reciben y el riesgo que enfrentan por la violencia.
El médico Camarena Hernández trabajaba en el área de urgencias del Hospital General de Acapulco y también en el Hospital Regional número uno Vicente Guerrero, del Instituto Mexicano del Seguro Social.
El domingo pasado fue hallado asesinado a tiros sobre la carretera federal Acapulco-Zihuatanejo, en el municipio de Coyuca de Benítez, después de permanecer varios días privado de su libertad.
Los médicos colocaron batas blancas con pintura roja, para simular sangre, en la entrada del hospital, como forma de protesta por el asesinato del doctor y denunciaron que se sienten indefensos ante la delincuencia, puesto que la única vigilancia que tienen es por parte de guardias privados de Jobamex que no portan armas.
“No más violencia, ni un médico más, ni un residente más, ni una enfermera más”, decía una pancarta que colocaron en la entrada del nosocomio.
También denunciaron que por las carencias de medicamentos e insumos para poder trabajar, son amenazados por familiares de los pacientes que por la falta de equipo y de insumos no son atendidos como se requiere.
Julio César Reyes Álvarez, médico general del área de urgencias de ese nosocomio, informó que trabajan con múltiples carencias y sin tener culpa de ello, los familiares de los enfermos los insultan y amenazan, por lo que requieren protección.
“Yo comentaba con muchos familiares de pacientes que a nivel estado, por ejemplo, el hospital tiene un presupuesto para cien personas, pero esas cien personas no las atendemos, atendemos a mil personas y el presupuesto no alcanza para todos”, dijo.
Relató que hay ocasiones en que los familiares entran a las áreas restringidas “y desgraciadamente la única vigilancia son los guardias privados de Jobamex, que no tienen arma, la gente los pasa por alto y va hacia nosotros”.
Añadió que “si su paciente se muere por culpa de nosotros, nos amenazan que nos van a levantar, que nos van a balacear, pero pues qué podemos hacer, nosotros hacemos lo que podemos con lo que tenemos”.
Ante la violencia y el asesinato del traumatólogo, externó que los médicos “tenemos miedo, todos tenemos miedo la verdad, pero es mejor morir peleando que morir sentado, sin hacer nada, lo que tenga que venir solamente Dios lo sabe y adelante”.
Agregó que los trabajadores de los centros hospitalarios no tienen la culpa de lo que está pasando, por la falta de insumos en el hospital, sino las autoridades que no les dan lo suficiente para brindar un mejor servicio a los pacientes.
“Todos tenemos miedo, trabajamos y hacemos lo que podemos y sí, necesitamos vigilancia, porque nos van a trasladar al nuevo hospital del poblado de El Quemado y pedimos a las autoridades que lo piensen antes de enviarnos, porque si aquí corremos riesgos, allá vamos a un polvorín”, advirtió.
El médico dijo que se sentirían más seguros si les enviaran militares a los hospitales a dar vigilancia, como en las escuelas, pero dijo que serán las autoridades las que decidan qué medidas tomarán para brindarles mayor seguridad.