Alejandro Mendoza

 

El escenario para el PRI parece en declive, a la luz de los resultados electorales de 2016. El PRI perdió el norte del país y quedó reducido a gobernar estados de occidente, centro y sur, los cuales cuentan con padrones electorales medianos y pequeños, que no garantizan un triunfo en la próxima elección presidencial del 2018.

Por tal razón las elecciones del Estado de México es una prueba de fuego para el PRI y, sin duda, se convierte en una importante batalla para el tricolor antes de las elecciones de Presidente de la República.

No se puede olvidar las alternancias que se dieron en los estados de Veracruz, Durango, Quintana Roo y Tamaulipas, que tienen peso electoral por la importante cantidad de votos que tienen.

Por su parte, el PAN se reposicionó y de manera mediática trabajó la percepción de ser el ganador de la competencia electoral pasada.

Obtuvo cinco nuevas gubernaturas para sumar un total de diez gobiernos estatales, y ratificó su hegemonía en Puebla y Baja California, lo que le permitió ampliar su plataforma electoral para la presidencial.

De sus cinco nuevas gubernaturas, tres las gana con sus propios candidatos en Aguascalientes, Chihuahua y Tamaulipas, y las otras dos fueron producto de sus alianzas con el PRD en Veracruz y Durango, con candidatos del PAN.

Se puede afirmar que Veracruz es sin duda una de sus principales conquistas. Y en este contexto, el PAN se promociona como un  partido fuerte  para el 2018 y anunció su propósito de impedir el regreso del PRI.

Ahora bien, Morena ha sido el partido político con más crecimiento, al convertirse en el segundo ganador de la elección de 2016. Superó al PRD como la primera fuerza política de la izquierda y se colocó como tercer partido nacional más votado.

Ante la ciudadanía, Morena genera la sensación de ser un partido político en crecimiento constante. Se consolidó en la Ciudad de México como favorito para ganar la elección del Jefe de Gobierno.

En el resto del país también tuvo crecimiento, por ejemplo, en Zacatecas logró 27.5%, Veracruz 26.3%, Oaxaca 22.8%, Quintana Roo 10.95% y Puebla 9.55%.

En Baja California, obtuvo el  9.53% de la votación a diputados. Además de que pudo conservar su registro en Hidalgo 7.4%, Tlaxcala 6.3%, Sinaloa 3.8% y Aguascalientes 3.1%.

En tanto que el PRD parece un instituto político en decrecimiento. Según estos mismos resultados, el Sol Azteca sería el segundo partido perdedor.

Con un 10.2% de los votos no triunfa en ninguna de las 14 elecciones y pierde el gobierno de Oaxaca. En 2015, el PRD logró quedar como la tercera fuerza política nacional y la primera de la izquierda. En 2016 fue Morena.

En 2015, el PRD había superado a Morena por un millón de votos. En 2016 una elección de la mitad de los electores del 2015, Morena supera al PRD por una cantidad igual.

El PRD participó como “partido marginal” en las coaliciones triunfadoras PAN-PRD en Veracruz, Durango y Quintana Roo. Y en la Ciudad de México el PRD pasó a segundo lugar. Morena quedó en primero.

Al propiciar la idea de las alianzas PAN-PRD, desde la dirigencia nacional dirigida por Agustín Basave, se aceleró las pugnas internas y descrédito público del Sol Azteca.

La percepción social se generalizó dejando la idea que para el PRD la política de alianzas con el PAN fue un fracaso. No se logró la recuperación electoral ni su reposicionamiento político.

La tesis sobre la necesidad de la alianza PRD-PAN para frenar la regresión autoritaria fue falsa y engañosa. Y hasta ahora se puede asegurar que solo ha fortalecido al PAN.

El PRD se estancó y en la mayoría de las entidades perdió votos, aunque algunos dirigentes perredistas piensan que con las alternancias logradas con la alianza panista en Durango, Quintana Roo y Veracruz, la democracia mexicana avanza.

Son necesarias las siguientes consideraciones: Antes del 2016, el PRD había participado en alianzas con otros partidos en 29 elecciones realizadas en 23 de los 27 estados del país que han experimentado alternancias.

El PRD hizo alianzas exitosas con las izquierdas en 13 ocasiones y siete coaliciones con el PAN. En 9 casos el PRI derrotó las alianzas PRD-PAN. Con la elección del 5 de junio pasado suman 10 casos de alianzas PRD-PAN “exitosas”.

Pero sin duda alguna las alianzas con las izquierdas le dan un  mejor resultado al PRD. La coalición con el PAN no ayuda a la recuperación electoral del PRD, de hecho empodera al PAN. (Continuará…)

Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz.

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