Silencio “colosial” obligado

 

Por Felipe Victoria Zepeda

 

A estas alturas pero de hace ya 23 años, el equipo de auxiliares  batallábamos con el borrador del discurso del candidato tricolor a la Presidencia, Luis Donaldo Colosio Murrieta, para el 6 de marzo.

Quedando conforme, debía llevársele al coordinador de campaña Ernesto Zedillo Ponce de León, quien a su vez lo mostraría al omnipotente Joseph Córdoba Montoya, que tachoneaba lo que no era prudente que dijera el sonorense.

Desde diciembre de 1993 se perdió la armonía entre Colosio y Carlos Salinas. Quienes le lavaban el cerebro al presidente lo pusieron contra Colosio, sugiriendo que le exigiera renunciar a su todavía precandidatura y alguien del grupo de profesionales por la política fuera el sustituto, pero por cuestiones de términos ya no podía ser José Francisco Ruiz Massieu, pero sí el emberrinchado Manuel Camacho Solís, o podrían adelantarle los tiempos al profesor Carlos Hank González para que no tuviera que esperar a 1999.

Las primeras presiones a Colosio fueron dejarlo sin dinero para la campaña, pero el padre de su estrecho colaborador y amigo de muchos años Pedro Joaquín Coldwell, consiguió el generoso apoyo para que no interrumpiera sus acciones y así para el 10 de enero del 1994 inició formalmente la campaña, con Zedillo infiltrado y Camacho Solís robando reflectores como comisionado para la Paz y Reconciliación en Chiapas.

Nada detuvo las convicciones del candidato, mientras urdían en Los Pinos un complot que disimularía la PGR en manos de camachistas, pero al grupo hankista le tocaría la talacha sucia: sacar de la jugada al candidato en Baja California durante su gira por Tijuana y Mexicali el 23 y 24 de marzo.

Perpetrado el asesinato en Lomas Taurinas, pretendieron que la viuda de Colosio les firmara una carta aprobando que Camacho Solís lo   sustituyera; la respuesta fue que en la funeraria los corrieran y entonces tampoco a Hank González le cumplieron lo ofrecido.

Por vía de mientras, camachistas y hankistas quedaron en complicidad aunque se harían guajes desviando las pesquisas poniendo y quitando fiscales especiales como Miguel Montes García e incluso al procurador General de la República, Diego Valadés Ríos, sustituido por René González de la Vega y Humberto Benítez Treviño, pero comisionando al control operativo a Mario Salvador Ruiz Massieu.

Urgía sustituir al candidato asesinado y Pedro Joaquín Coldwel desdeñó la oferta, lo que aprovechó Joseph Marie Córdoba Montoya para colarle al aperpejado Salinas al gris Ernesto Zedillo.

Comenzó el teatro con el “asesino solitario” Mario Aburto Martínez y nadie de las fiscalías podía salirse del guión. Le tocó a José Pablo Chapa Bezanilla averiguar lo que no querían que se esclareciera jamás, agregándole el Caso del Cardenal Posadas y después en septiembre el asesinato contra Ruiz Massieu.

A Zedillo le tocó preparar dócilmente la alternancia en el poder a favor del PAN, con Vicente Fox Quesada, que dio al traste con el aparente control de las mafias y a partir del nuevo milenio el imperio del narco manda en México, por eso Donald Trump nos trae entre ceja y ceja, calificando de “BAD HOMBRES” a quienes están en el poder protegiendo delincuentes y saqueando el país.

Como apenas han transcurrido 23 años del proditorio crimen que nos hizo recordar los tiempos revolucionarios de matar presidentes como a Madero, Carranza y Álvaro Obregón, no se puede hablar de otras cositas peores, pero nos basta para intuir y sospechar que los malos tiempos retornan a México por desgracia.

¿Alguien en sus cabales cree que así como así vayan a dejar ganar las elecciones de 2018 al tabasqueño Andrés Manuel López Obrador ante el aperplejamiento del PRI, que se está quedando sin personajes viables para hacerlos precandidatos porque todos están enfangados?

El sueño de la dama blanquiazul se antoja inviable por muchas razones, pero la principal es la mala fama pública de su marido, el de las manos ensangrentadas y las aficiones etílicas de que lo acusan sin más pruebas que chismes de mala leche.

Lamentablemente si a los panistas Fox y Calderón les fue mal, a Enrique Peña Nieto en sus primeros cuatro años al mando le está yendo del carajo con la incipiente revolución e insurgencia magisterial que le azuza el Lópezobradorismo anarquista, lastimando la gobernabilidad, pero por si fuera poco la tibieza y torpeza para hacer cumplir las leyes pone al pueblo a punto de tomar la justicia en sus manos.

Donald Trump no quiere que su patio trasero de los USA se les incendie y con permiso o sin él, avisó que van a entrar sus tropas tarde que temprano. ¿Estamos los mexicanos preparados y unidos para afrontar una violación a nuestra soberanía?

Lo que después de pasado mañana será historia se va escribiendo en la prensa o comentando en los medios, analizando desde el pasado reciente, eso que poco les importa a nuestros egregios funcionarios y el pueblo no conoce, condenado entonces a repetir los mismos errores de otros.

¿Dejaron de estar vigentes los exilios y los golpes de Estado? Que no nos caiga de sorpresa.

Mes de marzo, mes de Luis Donaldo Colosio Murrieta, el para muchos jóvenes ilustre desconocido, tragedia nacional de la que muchos se siguen beneficiando.