Jorge VALDEZ REYCEN

  • Deforestación peligrosa en la Sierra
  • El Mirabal, donde murió “El Jefe Cari”
  • Desde el aire, la sierra es un “mar verde”

En los últimos 30 años una peligrosa deforestación presenta la Sierra Madre del Sur.

Los incendios forestales, la tala de árboles y la explotación inmisericorde en el Filo Mayor ponen el riesgo los ecosistemas, ante un abandono de las autoridades federales, estatales y la nulidad de los Ayuntamientos en tareas de preservación de la riqueza forestal menguada por la mano criminal de rapamontes.

Desde el aire, en helicóptero, la ruta de Chilpancingo a Tlacotepec es de ascenso a más de 12 mil pies de altura. Se bordea el Cerro Grande, con sus dos mil 850 metros de altitud. A la izquierda, otro cerro imponente llamado Cacho de Oro, hacen el triángulo con el Parque Natural Protegido que era una reserva ecológica ya prácticamente reducida.

Maderas preciosas como caoba, encino, roble blanco, se han perdido. La sobreexplotación del pino es notoria. El palo morado se extinguió, como el Linaloe de donde se extrae el aceite para “aromatizar” las cajitas de Olinalá. La Sierra Madre del Sur sufre un cáncer: la tala inmoderada de árboles.

Cerca del Cerro Grande, a simple vista, a la derecha está el Cerro El Mirabal, al pie la barranca de Guapaleta, el sitio fatídico donde aquel 17 de abril de 1971, se mató el gobernador Caritino Maldonado Pérez (Talixtaquilla, Gro., 5 de octubre de 1915-Leonardo Bravo, Gro., 17 de abril de 1971). La sierra parece un mar verde embravecido. El helicóptero es sacudido por ráfagas de viento que alcanzan los 60 kilómetros por hora. Es un lugar donde ocurren remolinos, al chocar corrientes climáticas cálidas con las más frías que están arriba de los tres mil metros de altura y descienden.

Filo de Caballos es una ranchería, cuya ubicación es el crucero para Tlacotepec (al noroeste), Jaleaca de Catalán (suroeste). Era un cruce de arrieros. Hoy es el cruce carretero más importante para ingresar a Tlacotepec. Es, también, la entrada al Parque Natural protegido por decreto presidencial desde tiempos del presidente Lázaro Cárdenas del Rio.

Más al suroeste está Cruz de Ocote, localidad serrana donde nace el Rio Papagayo, en el Filo Mayor de la Sierra. Pegadito está Yextla, Polixtepec, Villa Xóchitl y Corral de Piedra. Todos acusan la deforestación y la erosión en sus tierras.

Los cultivos de amapola y mariguana fueron combatidos por la Procuraduría General de la República (PGR) hasta finales de la década de los 80’s, mediante fumigación aérea y por tierra por personal de tropa de la 35 Zona Militar, acantonada en Chilpancingo. Ya no hay fumigaciones, porque aquella flotilla de helicópteros quedó inservible.

Antes de Tlacotepec está Verde Rico y Zoyacalco. Ya del otro lado del Filo Mayor, entre una carretera serpenteada, destrozada y accidentada. Esa misma que ahora será remodelada en 60 días, con una inversión de 21 millones de pesos.

Desde el aire la Sierra ofrece espectaculares panorámicas. Desde abajo, se respira miseria y abandono. Hay localidades donde sus pobladores son rubios, de ojos verdes, herencia genética de aquellas tropas invasoras del Ejército Francés que fueron diezmadas tras la batalla del 5 de mayo de Puebla y huyeron hacia el Sur, escondiéndose en la Sierra Madre del Sur. Allí surgió el mestizaje entre sierreñas nativas con cientos de excombatientes franceses del entonces invencible Ejército de Napoleón Bonaparte.

El regreso a Chilpancingo fue la misma ruta de ascenso, con el viento en cola, el más peligroso. Lo bueno es que los pilotos ya se la saben y son una “chuchas cuereras” en la navegación de helicópteros.

Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.