Alejandro Mendoza

 

Existe la poderosa necesidad del surgimiento de nuevas ideas que puedan permitir un giro transcendental al curso que llevan los acontecimientos que suceden en nuestro planeta, país, estado y ciudad.

Estoy plenamente convencido que las ideas son las que faltan en quienes tienen realmente influencia para decidir rumbos y destinos de la sociedad.

Las ideas son más poderosas que la muerte, y como lo ha demostrado la historia, las ideas no pueden ser destruidas.

Esta afirmación puede asombrarte, pero después de meditar sobre ella, es probable que estés de acuerdo cuando comiences a considerar el hecho de que todas las ideologías utilizadas como fundamento de los gobiernos, religiones, instituciones, se construyen sobre la base de ideas de personas que ya no se encuentran en este mundo.

El imperialismo, la monarquía, el socialismo, el comunismo, la democracia y la dictadura, han nacido a partir de ideas cultivadas, gestadas y desarrolladas por hombres y mujeres, quienes, aunque hace un tiempo que han muerto, están presentes mediante la aplicación de estas ideas en nuestras sociedades modernas.

No es un asunto que se esté exagerando, pero sin duda que nuestro planeta gira a partir de las ideas que han transformado realidades para bien o para mal. Considera lo siguiente: cada gobierno, en cada nación, estado o localidad, se guía, se ajusta y se alinea a partir de diversas ideas.

Por ejemplo: la legislación de cada país es el resultado de ideas concebidas en el seno de esa sociedad, y las pautas sociales y culturales son además, el producto de ideas que las sociedades han considerado como aceptables, de manera que se manifiestan al final como una conducta social determinada.

En la actualidad urgen ideas que rebasen a las personalidades y los egoísmos, principalmente en el tema del gobierno y la política.

Siempre ha existido en los seres humanos el sueño, el deseo, el anhelo de un gobierno sublime que responda a la gran necesidad de una mejor calidad de vida que padecen miles de familias.

En el limbo órbita la gran idea de un programa de gobierno, el cual satisfaga todas las necesidades fundamentales de las personas y genere una cultura casi tan perfecta que cubra y satisfaga todas las aspiraciones nobles de una comunidad, como la justicia, la paz, el amor, la unidad y el respeto hacia la dignidad humana; y que además incluya la valoración de la vida y la integración tanto personal como comunitaria.

En este escenario es donde podemos observar la ausencia de ideas en quienes ostentan investiduras de gobierno y espacios de dirigencia política.

Las ideas prevalecientes tienen un alto contenido dañino y destructivo, contrario al escenario de las buenas ideas que alientan el progreso y desarrollo de una sociedad de manera integral.

Estoy convencido que la única manera de derrocar a una idea perversa y mala es con una idea buena y mejor, porque las ideas sólo se destruyen con otras ideas. Una persona sin ideas nunca podrá hacerle ningún daño a una idea puesta en marcha.

Nada es tan poderoso como un sistema filosófico y las ideas y pensamientos controlan el mundo, un país o un estado.

Y claro las ideas requieren de acción para llevarse a cabo. Y todos tienen la idea de un mundo mejor, pero parece que los gobiernos y los políticos, no.

Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz

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