Felipe Victoria

 

Un “supongando”

 

Terminó veloz el primer mes del año y México avanza camino al destrumpeñadero, pintando mal 2017 porque la tragicomedia política apenas comenzó.

Lo único bueno es que los mexicanos ya perdimos la capacidad de asombro; lo malo es que nos doblegamos a las injusticias e inequidades de la mala administración tambaleante del país y aunque nos la fueron dejando caer poco a poquito con mayores impuestos a la gasolina, para que nos acostumbráramos y nos fuera gustando, como dijo Luis Videgaray, comenzando el año ya no fue nomás “la puntita” sino caaasi toda.

Pero aún hay más para febrero, como anunció José Antonio Meade Kuribreña, porque como se le agotaron los huevos de oro petrolero a los de la aristocracia de la burocracia en su cueva de Alí Babá y los cuarenta funcionadrones, simulando ahorros en gastos operativos, tienen que ver de dónde seguir mamando, dándole de topes al pueblo sojuzgado y espantado.

Nada mejor para los poderosos voraces que mantener bajo el imperio del miedo y la zozobra a la gente con la rampante inseguridad pública, sumida en la ignorancia para que se conforme con esporádicos mendrugos y se crea el palabrerío de merolicos de cuello blanco, que por hipnosis colectiva quieren que parezca que estamos a toda madre, como ellos en su privilegiado mundo virtual lo ven.

No se dan cuenta que los jodidos de a pie sí nos damos cuenta.

Desde tiempos inmemoriales nos acostumbraron a ser sumisos a los emperadores autóctonos, luego a los virreyes y por último a los politicastros malandrines que tuvieron las riendas nacionales por sexenios, primero de hinojos los lisonjean, adulan y endiosan, y después se los comen vivos, pero no les hacen pagar sus pillerías ni devolver lo malhabido. ¡Bendita inmunidad e impunidad tradicional!

Pero resulta que no son tan culpables todos esos ex presidentes por aprovecharse de la ocasión con su desmesurada avidez de lucro, sino que nosotros por abúlicos, miedosos y dejados lo consentimos y hasta aplaudimos. Estamos como estamos, porque somos como somos, y los pueblos tienen los gobiernos que merecen.

Sí, donde quiera hay protestas, pero organizadas por los partidos políticos buscando llevar agua a su molino. Cuidado con que a los del pueblo se nos agote la paciencia o se nos quite el miedo a los que ya estamos “hasta la madre”.

El gobierno fallido ya no funciona y urge un gran cambio, pero quizá con tan solo resistencia civil no sea suficiente, porque a los de arriba se les resbala todo.

En mala hora los ricos se metieron de políticos y los funcionarios se han convertido en empresarios bajo el agua; un amafiamiento letal que da lugar a enfrentamientos por el botín de grandes obras faraónicas, como el tal muro de Donald Trump, que sí es comerciante magnate, contra Enrique Peña Nieto que se volvió negociante, pero los platos rotos los estamos pagando los del pueblo.

Los comerciantes arriesgan su dinero, los políticos el de los recursos públicos para no perder ellos.

¿Hasta cuándo tendremos que reaccionar si la mecha ya está encendida?

Claro, en su mundo feliz de lujos inmerecidos no huelen el peligro, raro es   quien conoce algo de nuestra historia y geografía, por eso los pueden coger desprevenidos cuando algunas situaciones se repitan.

Ni caso tiene mencionarles aquella revolución francesa de 1789 a 1799 donde sus similares terminaron en la guillotina por abusivos, arrogantes y prepotentes.

Del conflicto mexicano a partir de 1910 alguna telenovela han de haber visto y pudieran tener una somera idea, pero muy poco se les grabó por esa tendencia a que el pasado vale gorro.

Sí, muchos escucharon que al Dictador Porfirio Díaz lo corrieron del país en 1911, respetando su vida y caudales.

¿Algo parecido pudiera suceder pronto en México?

¿Hasta qué punto de la ciega obediencia aguantarían las fuerzas armadas si se tratara de escoger entre el comandante supremo y el pueblo?

-¡Tilín… tilín! Suena la campanita escolar.

-Maestra Pizarrina ya no queremos que nos hable del trompudo ese del norte.

-Pero es el tema del momento y hay que unirnos chamacos.

-Eso nos vale teacher, lo de por allá es allá y lo de aquí es aquí. ¿Acaso usted le dice a su vecina como tratar a su maridito?

-Nuncamente, en asuntos ajenos no debo meter las narices.

-¿Y Trump si tiene derecho a maltratar a Videgaray y a Peña Nieto?

-No exageren chamacos, como sea lo de esa pared puede tener arreglo si lo ven como un muro medianero que se quedó a la mitad hace años.

-¿Para qué sirven entonces los túneles teacher?

-Dicen que para traficar drogas e indocumentados. Por muy alto que sea un muro por abajo le rascan rápidito.

-¿En eso estaría el talón de Aquiles de míster Trump?

-Si los narcos se pusieran nacionalistas, suspenderían el suministro varios días y ya verían el mitote que se le arma al gobierno del magnate con más de cuarenta millones de adictos en revuelta por la crisis de abstinencia.

-Ujule maestra, ¿y si los once millones de amenazados con la deportación se unieran con los drogadictos desesperados para tumbar a Trump?

-¡Shhh… cábrense cayones!