* Astudillo llama a construir un gran pacto
* Escuchar a grupos civiles, vital para crecer
* Insta “apretarse el cinturón” a clase política
Jorge VALDEZ REYCEN
Desde el sábado pasado, Héctor Astudillo Flores sondea los estados de ánimo de los sectores más agraviados con el llamado “gasolinazo”. Lo hizo con los presidentes municipales, con quienes intercambió puntos de vista durante más de tres horas. Luego con transportistas que presionan por un aumento al pasaje y recientemente hace unas horas con Arcadio Castro, el “Rey de la Tortilla”.
Y es que Astudillo ha recurrido al ejercicio de escuchar, dialogar y razonar con grupos civiles que han externado en estos primeros 15 días del convulso enero de 2017 su hartazgo e inconformidad –donde no han estado exentos casos de barbarie, saqueo, rapiña como expresiones antisociales de repulsa e ira colectiva— por la impopular alza de los precios a las gasolinas magna, premium y el diésel.
El diagnóstico trazado es más elocuente en los encabezados principales de la prensa escrita del inicio de año. Una vez capoteado el tremebundo y airado escenario de crispación e ira social, que no resuelto de fondo, el gobierno de Astudillo lleva más de 10 días acariciando la confección de un gran acuerdo estatal donde los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, a la par que los gobiernos municipales adopten medidas de austeridad en sus gastos corrientes, salarios, prestaciones y rubros que no sean prioritarios ni urgentes.
En sintonía con ello, el paso crucial es sentar en la misma mesa a los actores protagonistas de los sectores civiles, sociales, productivos, empresariales, comerciales, transportistas y de la industria que han sido afectados directamente con el “gasolinazo”. De sus roncos pechos deberán escucharse no sólo quejas, protestas y expresiones de inconformidad, sino opciones y alternativas para disminuir el impacto de las alzas a los combustibles.
Ese es el diálogo que se construye, no sólo con los actos callejeros de protesta –que son válidos e incuestionables, cierto—, sino con la participación decidida de que su voz contará en la toma de decisiones. Será la manera de exigir la solidaridad de magistrados y diputados que gozan de vales de gasolina, gastos onerosos, superfluos, dietas, gastos de representación exagerados y otras prebendas que los ubican distantes y ajenos al sacrificio de los sectores sociales más agraviados.
Astudillo sabe que escucharlos, será vital en la construcción de ese gran pacto social que requiere de unidad, no de poses ni de pronunciamientos estériles que no se cumplan. Es la coyuntura de esta crisis la que puede solidificar en ese acuerdo, y que finalmente haga reaccionar a una clase política gobernante indiferente al pueblo y se convierta más solidaria con quienes debe estar de su lado y ser su aliado en su dolorido tránsito por una escalada de precios que se dispara con el “gasolinazo”.
No será nada exagerado criticar a los 9 regidores y el síndico de Acapulco que se fueron de viaje a Madrid, España, mediante un acuerdo del Cabildo que ellos mismos se autorizaron con dos millones de pesos pagados por los acapulqueños. Ese tipo de desafortunadas e insensibles decisiones, dan al traste con la credibilidad en representantes populares y sus acciones grotescas, de cinismo, son injurias a la sociedad que les confirió poder.
No pasará mucho tiempo para conocer en qué forma se apretarán el cinturón esos privilegiados de las nóminas, gastos superfluos y toda una serie de prebendas que habrán de acabarse, por sanidad social. Si la gente común y corriente no advierte seriedad y compromiso de esa clase política gobernante –de todos los partidos— muy caro habrán de pagar la factura en las elecciones intermedias. El costo político del ‘gasolinazo’ está más que cantado.
El gran Pacto Social por Guerrero debe poner firmeza y cuidado en su aplicación celosa e inflexible, para que NO por algunos truhanes y bribones se endosen al gobernador Astudillo las malas acciones de sus inconsistencias o trucos.
Cuidar ese Pacto que se construye con enormes sacrificios de popularidad, credibilidad, responsabilidad, crecimiento económico y obras sociales, para evitar como sea que pelafustanes del cochupo, el despilfarro y la corrupción echen por la borda lo que cuesta sangre, sudor y lágrimas a los guerrerenses.
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.